Es una de las grandes incógnitas que sobrevuelan la personalidad del perro: ¿Por qué el perro ladra a niños y a los adultos no?
Este particular comportamiento encierra muchos problemas ya que una actitud agresiva hacia un crío genera muchos problemas en cualquier tipo de entorno y, a la larga, puede dar más de un disgusto.
La línea que separa la desconfianza del perro hacia las personas es mucho más fina cuando el sujeto en cuestión es un niño.
¿Por qué? En Wamiz hemos querido indagar en la psicología canina y nos damos de bruces con razones que quizás se pueden pasar por alto al principio.
Por qué mi perro ladra a niños
Para salir de dudas, en Wamiz hemos contactado con un experto en comportamiento animal, el veterinario Felipe Vázquez Montoto, del Centro CatDog, que nos aclara ciertos patrones de conducta canina en su peculiar relación con los más pequeños.
Ante todo, hay que tener en cuenta que, a ojos del perro, un niño es muy distinto a un humano adulto.
Sin entrar a valorar la raza del perro, es de suma importancia que el peludo en cuestión esté socializado desde sus primeras semanas de vida con los niños.
Para ellos, los críos son muy diferentes a las personas adultas y por ello los tratan de un modo distinto y es el fundamento de por qué el perro ladra a niños.
Los niños pequeños lloran, ríen, juegan, corren, gritan, tocan… y los perros pueden sentirse amenazados por ello. Podría decirse que la imprevisibilidad del individuo les molesta y por eso reaccionan con cierta hostilidad ante ellos.
Lo explica Felipe Vázquez: “Puede decirse que es porque los niños corren más, son más inquietos, porque hay perros que son más dominantes… hay muchas razones que explican este comportamiento”.
No obstante, aquí juega un papel fundamental la educación del perro ya que no se trata de un comportamiento generalizado, ni mucho menos.
Hay multitud de perros que conviven perfectamente con los más pequeños y eso ocurre porque están acostumbrados a interaccionar con ellos.
No existe una fórmula matemática en su comportamiento, hay muchas excepciones. “Depende de cada uno. Está muy relacionado por la personalidad de cada perro y no se puede poner un patrón exacto”, recuerda Vázquez.
En cualquier caso, si tu perro ladra a niños es recomendable que al principio evites las situaciones conflictivas y que requieran contacto directo entre el niño y el perro.
En este vídeo, un etólogo explica por qué un perro ladra a niños o se muetras agresivo con ellos:
Mi perro ladra a los niños: las razones más habituales
Desglosamos a continuación las motivaciones innatas por las que un perro puede sentirse más amenazado o irritado ante la presencia de niños:
- Sonidos, voces y ruidos: Los niños tienen una voz más aguda y a menudo emiten sonidos más desagradables a los oídos del perro (lloros, berrinches…) Esto les irrita sobremanera porque ellos no entienden que los pequeños son precisamente eso, niños pequeños aún sin formar.
- Movimientos corporales: Los niños corren, juegan y son inquietos por naturaleza. El perro normalmente les ladra porque confunde sus movimientos e intuye que hay nerviosismo en el ambiente. No es que quiera jugar con ellos, sino que no lo entiende. Además, también se equivoca cuando el niño corre porque piensa que son presas y por eso va en su búsqueda con actitud combativa. Los movimientos bruscos e imprevisibles por parte de los chicos aumentan su ansiedad y puede que se asusten con más facilidad.
- Comportamientos adquiridos: Los perros tranquilos y acostumbrados a ambientes plácidos se mostrarán molestos cuando un niño perturbe su paz e invada su espacio. Ocurre a menudo con los perros que conviven con personas mayores y están acostumbrados a la más absoluta calma dentro de su hogar.
- Celos: Son problemas de conducta que surgen cuando el perro se siente desplazado ante la llegada a la casa de un niño. El animal puede sentirse aislado y comienza a sufrir estrés o ansiedad por separación, por lo que asocia algo negativo a la llegada del pequeño al hogar.
- Nulo entendimiento: El niño no entiende el lenguaje canino (ladridos, movimientos de orejas, rabo…) y el perro le ladra para hacerle ver su malestar, especialmente cuando se siente molesto o agobiado en una determinada situación. El niño no es consciente de que el perro puede ser peligroso y se produce un choque entre ambos por mal entendimiento.
- Experiencias negativas: Ocurre cuando el perro ha sido víctima de un mal comportamiento inconsciente por parte del niño. En su juego y su afán por descubrir, el crío puede tirarle del rabo, pellizcarle, meterle el dedo en el ojo… El perro tiene memoria y se siente atacado cuando vuelve a interaccionar con un menor. Aquí es de suma importancia la intervención del adulto educando tanto al niño como al perro. No se puede permitir al pequeño que sea invasivo ni al perro que se sienta molesto. Si no se interviene, es probable que el perro tome la iniciativa y comience a gruñir y ladrar e incluso intente atacar al niño.
- Asociación indebida por castigo: El perro recibe castigos o regañinas cada vez que se acerca al pequeño, por lo que termina asociando su presencia a algo negativo y por eso reacciona ladrando.
Por todas estas razones puede llegar a entenderse que ciertos perros no soporten a los niños, aunque su reacción no siempre está centrada ladrar sin descanso.
Hay perros que no ladran a niños pero directamente se esconden cuando ven a un pequeño porque han cultivado un trauma o un miedo hacia ellos por idénticas razones.
Ten en cuenta que los perros no desarrollan porque sí un comportamiento de rechazo hacia los niños como tampoco es cierto que haya razas violentas por genética.
Se trata más bien de un proceso de acción y reacción a consecuencia de ir adquiriendo un determinado comportamiento a lo largo de su vida.
El dueño debe encontrar un punto de equilibrio en el que consiga tranquilizar a su amigo de cuatro patas ante la presencia de un niño.
Evidentemente, hay que poner mil ojos en estos momentos porque no podemos dejar nada al azar, pero es preferible afrontar el contratiempo antes que apartar o encerrar al perro porque así nunca solucionaremos el problema.
Cómo acostumbrar un perro a los niños
Repasamos ahora una serie de consejos si es que tu perro ladra a niños:
- Sal a la calle con el perro siempre agarrado y frecuenta parques o zonas en las que haya niños.
- Mejora su bienestar con paseos largos en los que realice bastante actividad física y reduzca sus niveles de estrés. Un perro mentalmente sano asimila mejor los nuevos conceptos que pretendes enseñarle.
- Máxima atención al perro y a sus reacciones en ambientes con niños (llevándolo siempre amarrado). Siempre controlando la situación.
- Acércate paulatinamente a las zonas con niños para que el perro comience a socializar a través de su oído y su visión tanto a las voces y los sonidos como a los movimientos de los más pequeños. La progresión aquí se aprecia fácilmente cuando ves que el perro puede estar dentro de un parque lleno de niños sin inmutarse ni ladrar lo más mínimo.
- Tranquiliza al perro cuando ladre. Acaricialo suavemente y utiliza palabras cariñosas para que comprenda que no se encuentra en un entorno hostil, que todo está bien.
- Interactúa con los niños delante del perro. Así comprenderá que se puede jugar o hablar con ellos sin que ocurra nada malo.
- No castigues, no obligues al perro. Cada uno tiene su tiempo y no podemos forzarle a que se relacione con los niños. Dale su espacio y su tiempo. Cuando se sienta confiado se acercará y querrá unirse, no lo dudes.
- Si un niño se acerca al perro, hazle saber que no debe tocar al perro sin que éste se lo permita. Si el perro ladra o gruñe, que jamás se acerque, sobre todo porque tras un ladrido puede venir un ataque.
- Si el perro muestra una actitud tranquila e incluso hace por acercarse al niño, puedes dejar que haya contacto. Advierte al niño que lo acaricie de forma suave y relajada, pero no te confíes a la primera. El perro siempre agarrado y tú controlando la situación.
Perro ladra a niño: ¿está enfadado?
Muchas veces tendemos a asociar el ladrido del perro con su enfado, y no tiene que ser así siempre.
Los perros se comunican ladrando, por lo que expresan innumerables emociones a través de sus ladridos, no solo ira y desagrado.
Cierto es que su lenguaje es bastante simple, pero el perro también puede ladrar por alegría, por frustración, por temor, por juego, incluso por simple aburrimiento… y por supuesto por rabia o tristeza.
“El ladrido es solo una forma de comunicación y no sabemos exactamente qué quiere decir al ladrar. Sí se puede interpretar emoción dependiendo del tipo de ladrido (enfado, alegría, miedo...), pero exactamente no sabemos qué quiere decir al ladrar”, nos apunta Felipe Vázquez al respecto.
“El problema es que estamos humanizando mucho el sistema, también emiten sonidos los lobos y no significa que estén enfadados siempre, es solo un sistema de comunicación, igual que el maullido, igual que el cantar de los pájaros…”, finaliza Vázquez Montoto.