A principios de enero de 2023, el hospital veterinario Fox Hollow, ubicado en el estado de Colorado (Estados Unidos), publicó esta carta en su página oficial de Facebook.
Ojalá pudiera ser la persona que mi perro cree que soy
Las palabras salieron de la pluma "y el alma" de una veterinaria llamada Kristin Andrews. después de vivir en primera línea el sacrificio de varios perros.
De esta forma, tan emocionante, plasmaba la mujer su pensamiento en la pantalla:
Cómo ve tu veterinario la eutanasia…
"Me traes un cachorro que me besa en la cara, le doy unas chuches —que devora— y empieza nuestra amistad.
Varias visitas después, ya sabe donde guardo las golosinas en la clínica, y esta señora de bata blanca, bueno, no es tan mala…
¡Listo! Unas pocas semanas me sobran para enamorarme de tu perro y de toda tu familia. Porque, bueno, sois muy buenas personas. Y no solo he visto a ese cachorro convertirse en un miembro de vuestra familia, sino que he visto a vuestros hijos crecer. Después de tanto tiempo, siento que formo parte de vuestras vidas.
Y aquí estamos, quince o más años después, teniendo que despedirnos.
Él tiene una enfermedad cardíaca y ya no puedo curarla. Otros tienen cáncer y no hay cura. Otros padecen artritis y los medicamentos simplemente no funcionan. Me gustaría que todos vivieran para siempre. Lo deseo tanto que duele. Siento que os he fallado al quedarme sin opciones para mantenerlos sanos y felices.
Llega el momento y se supone que debo ser profesional. Objetiva. Soy el médico. Tranquila. Profesional. Siempre bajo control.
Te conozco a ti y a tu perro desde hace un tercio de mi vida y la mayor parte de mi carrera profesional.
Ahora tengo la aguja en el bolsillo de mi bata blanca. El mismo bolsillo que siempre estaba lleno de golosinas para él. Respiro profundamente y entro en la habitación. Tengo que ser más fuerte que nunca…
Me mira con unos ojitos tan dulces… Después me lame. Pero está demasiado débil. Está listo para partir. Pero tú no. Ni yo. Esta mierda tiene que pasar porque los amamos demasiado como para dejarlos sufrir.
Él seguiría luchando si se lo pidiésemos. Pero ya no podemos pedirle que lo haga. No es justo para él. Ojalá nuestros corazones humanos pudieran ser tan generosos. Ojalá pudiera ser la persona que mi perro cree que soy. Ojalá pudiera encontrar una forma de que vivan para siempre. Pero no tengo esos poderes mágicos. Soy solo un veterinario.
Así que le doy un beso, no queda mucho de su castigado cuerpo que aún funcione, pero su colita se mueve, lo suficiente como para romperme por dentro, pero trato de no llorar. Tengo que mantenerme fuerte.
Su cuerpo se relaja, está en tus brazos y tú lloras. Otra familia que tiene que despedirse de uno de sus seres más queridos. Pongo mi estetoscopio en su corazón para asegurarme de que se ha detenido, pero está tan cerca de tu pecho que tal vez es tu corazón lo que escucho latir con fuerza, o tal vez es el mío. Es tan difícil no romperse y llorar como loca…
Confirmado, todo ha terminado. Lo pones suavemente sobre la mesa y nos abrazamos fuertemente mientras te vas.
La puerta se cierra detrás de ti y no sé si él lo escucha, pero yo le susurro esto al oído: ‘Ya se han ido. Te van a extrañar. Ahora tienen que enfrentarse a lo más duro. Llegar a casa y que no estés ahí para saludarles’.
Al salir de la clínica solo deseo que nunca hayas tenido que enfrentarte a eso. Ojalá pudieran vivir para siempre.
Y, por favor, que te quede claro: estoy muy agradecida de haber sido una pequeña parte de vuestro viaje.
Con amor, tu veterinario."
Adaptación (no literal) al español del texto que escribió la doctora Andrews.