Los vecinos llevaban mucho tiempo pasando miedo. La razón, una criatura que vagaba por sus campos sembrando el pánico. Muchos pensaban que era un lobo, otros; por el contrario, no eran capaces ni de nombrarlo.
Al final, los habitantes de este pueblo polaco comprobaron que se trataba de un perro, tipo akita. Y todo gracias a una mujer que no tuvo miedo a acercarse al animal para alimentarlo.
Acto seguido, sus voluntarios trataron de atraparlo varias veces, una tarea bastante complicada porque el perro era ''medio salvaje''. Finalmente, lo consiguieron.
No confiaba en el ser humano
Al principio, Hatori (así lo bautizaron) tuvo problemas para adaptarse al refugio. El perro tenía pánico a la gente y huía del contacto, incluso del contacto visual.
Pero el personal de la asociación no se rindió. Eran muy conscientes de que no sería fácil, aunque sabían que merecía la pena luchar por él.
Grzegorz Kałużny, un educador canino del refugio, comenzó a trabajar con Hatori, y desde el primer día se dio cuenta de que el animal no era agresivo; tal solo tenía pánico del ser humano.
''Los perros son criaturas sociales. Desgraciadamente, Hatori jamás formó parte de un círculo social. Nadie sabe si lo abandonaron o se escapó de algún sitio. Lo único que tenemos claro es que prefiere evitar a la gente... Puede que una persona le hiciera daño. Nosotros no queríamos privarle de estar en un grupo, así que tuvimos que convencerle de que la gente puede ser positiva. La confianza es fácil de perder, pero muy difícil de reconstruir", declaró el educador canino al medio local Gazeta Wyborcza.
Con el paso del tiempo, Hatori comenzó a progresar poco a poco. Cada día confiaba más en el personal del refugio y terminó saliendo a pasear. En ese instante, el personal del refugio decidió que ya era hora de buscarle un hogar.
Amor a primera vista
Así fue como Susanna Yap y su novio, Mariusz Twardowski, se interpusieron en el camino de Hatori. La pareja estaba paseando a sus perros y se cruzó con el cánido. En una milésima de segundo, se enamoraron de él.
No obstante, el proceso de adopción no fue tan fácil. El perro se mostraba distante y desconfiado. Matthew viajó al refugio durante un mes para que Hatori fuese confiando poco a poco en él.
Al final, pudo sacarlo a pasear y días más tarde, lo llevó a su casa a pasar una primera noche. A pesar de que el perro no se llevaba bien con uno de los gatos de la pareja, Susanna y su novio decidieron acogerlo de forma permanente.