"Los humanos no adoptan a los gatos, son los gatos quien adoptan al humano", se suele decir. Esto puede llegar a ser cierto en decenas de casos de personas que, sin esperarlo, terminaron con uno (o más) gatos en casa sin comerlo ni beberlo.
A través de TikTok, una joven llamada Izzie compartió el divertido encuentro con un gato y cómo este entró en su domicilio como Pedro por su casa para no marcharse jamás.
Una visita al supermercado
Todo comenzó al volver del supermercado. De acuerdo con @izzybubblehead, su novio y ella regresaban de compras cuando vieron a un gato negro salir de la nada.
La pareja, que acababa de llegar de la compra, se sorprendió al encontrarse con un gato en la puerta de su casa. No hubo tiempo siquiera de reaccionar, pues mientras abrían la puerta de su hogar, el minino empezó a frotarse con todas las bolsas de la compra.
Debido a su actitud, la pareja ya sospechaba que este gatito aprovecharía cualquier momento para colarse dentro del domicilio, pero lograron distraer al felino y lo dejaron fuera.
Este pudo ser el fin de la historia, pero este gato no se dio por vencido tan fácilmente.
Un michi cabezón
Una vez dentro, la pareja se dio cuenta de que el gato no se movía ni un ápice del porche. De hecho, comenzó a maullar incansablemente, exigiendo que lo dejasen entrar.
En un principio, Izzie se mostró reticente, pues su pareja tiene alergia a los felinos.
La pareja ignoró al insistente felino, pero el gato se limitó a acomodarse en la entrada, esperando su oportunidad.
Finalmente, la constancia de este gatito logró conquistar el corazón de Izzie, quien decidió darle una oportunidad al gatito.
Tan solo al día siguiente de dejarlo entrar, Izzie y su compañero decidieron ir al supermercado, esta vez a comprar accesorios para su descarado intruso, esperando que no hubiese otro gato esperando en la entrada. ¡Ya no se fiaban!
La divertida historia de este gatito fue compartida a través de TikTok a finales del pasado año.
Como no podía ser menos, los dos jóvenes acudieron al veterinario para comprobar que el gato tenía microchip antes de darle un hogar definitivo. Al final, resultó que el animal era una gatita, y ahora se llama Coraline.
¡Le deseamos una larga y feliz vida a esta gatita cabezona!