Hace poco más de un año, un pequeño labrador de tres meses llegó a la clínica veterinaria jadeando y emitiendo ruidos, como estornudos hacia atrás.
La veterinaria Sarah Y. inició de inmediato un examen exhaustivo, pero lo que parecía un simple chequeo pronto se convirtió en una sorprendente revelación.
Su perro no puede respirar
Cuando en la clínica consiguieron calmar un poco a los propietarios, el cachorro fue sedado para facilitar el examen médico.
Tras revisar el hocico y la garganta sin encontrar anomalías, Sarah se percató de que algo debía de estar tapando las vías respiratorias del animal.
Lo que reveló la radiografía
Para poder dar con el cuerpo extraño, la veterinaria se dispuso a realizarle unas radiografías al perro.
En la nasofaringe, se podía observar claramente una piedra que se había introducido en las fosas nasales del can.
Tras la extracción, el labrador pudo volver a respirar con normalidad, quedándose todo en un desafortunado susto.
La publicación sobre el incidente generó numerosos comentarios de otros veterinarios que compartieron anécdotas similares, revelando que los perros son unos auténticos expertos en introducir objetos extraños por la nariz, desde hojas y dientes de otros perros hasta saltamontes.