El antes y el después de Boris tras su rescate es tremendo. Verle sacar los dientes, temeroso de quien se acerca, sin saber que esas personas solo quieren liberarle de vivir encadenado; al perro cariñoso que se aprecia al final del vídeo.
Esa reacción inicial es la de un perro que malvivió en la oscuridad de una vivienda de O Morrazo (Pontevedra), encadenado y en alerta constante. Solo el miedo lo mantenía en pie. Pero todo cambió el día en que una orden de decomiso permitió a la Protectora de Animales del Morrazo y al Seprona poner fin a su sufrimiento.
Un rescate complicado tras meses de denuncias
La historia de Boris traspasa las fronteras de toda Galicia y conmueve a toda España. Solo en Instagram el vídeo ya suma más de 362 mil reproducciones.
Vecinos de O Morrazo llevaban tiempo denunciando la situación de este perro rescatado: atado a una cadena, aterrorizado y aparentemente maltratado.
La presidenta de la protectora local, Laura Soliño, y agentes del Seprona realizaron un seguimiento durante semanas hasta que, con una orden de decomiso, pudieron acceder este fin de semana a la propiedad.
Lo que encontraron confirmó sus peores sospechas. Boris reaccionaba con un miedo extremo a cualquier intento de acercamiento. Ladraba, se removía violentamente y se defendía como podía, como se puede ver en el vídeo:
Laura, encargada de realizar el difícil rescate, estuvo más una hora liberarlo de la cadena, el símbolo más evidente del abandono y los posible maltrato sufrido por Boris.
Boris empieza una nueva vida… y no estaba solo
Boris no era el único perro encerrado allí. Durante la intervención, los rescatistas descubrieron a un segundo animal también encadenado. Esta vez, la historia tuvo un giro inesperado: el perro tenía microchip y estaba castrado.
Yango vuelve son su familia dos años después
Tras identificarlo, descubrieron que llevaba más de dos años desaparecido. "Por suerte, estos 2 años y 3 meses encadenado no lo destrozaron emocionalmente y Yango ha vuelto a su casa y sigue siendo un perro alegre, sociable y feliz".
Su familia lo había estado buscando durante todo ese tiempo y gracias al microchip el reencuentro fue posible:
Boris, sociable, alegre y cariñoso
Boris, en cambio, no tenía identificación ni historial conocido. Pero sí una segunda oportunidad. Desde su llegada a la asociación Cadeliños, su verdadera personalidad se dejó ver en horas: es sociable, alegre y cariñoso. "Ahora le encanta el contacto y el cariño. Lo que lo tenía en alerta permanente eran sus circunstancias, no su carácter", explican desde la protectora.
Investigación en marcha y un futuro por escribir
La investigación sigue abierta para esclarecer las responsabilidades del propietario de la vivienda. Las autoridades tratan de determinar si hubo delito de maltrato animal y en qué condiciones se mantenía a los perros.
Mientras tanto, Boris continúa recuperándose, rodeado de cuidados y afecto. Ya se busca para él una familia que le ofrezca la estabilidad, el amor y la libertad que nunca conoció, dejando atrás ese pasado para siempre.
Porque ningún perro merece vivir con miedo. Y Boris, por fin, empieza a saberlo ❤️.
