Alloa, Escocia, agosto de 2019. Stuart Hutchison tenía 25 años y llevaba 8 luchando contra un tumor cerebral que, a pesar de la cirugía y la quimioterapia, ya se había extendido a los huesos.
Stuart tenía tres perros: Nero, Nala y Amelia, todos ellos bulldogs franceses. Durante la enfermedad, Nero no se separó ni un minuto de su humano.
Una triste coincidencia
El hombre quería morir en la casa donde creció. La madre de Stuart, Fiona, contó que la mañana de la muerte de su hijo, descubrieron que Nero también había enfermado:
Un doble adiós
Stuart murió alrededor de la una de la tarde del 11 de agosto de 2019. Tan solo quince minutos después de que falleciera, Nero también decidió abandonar este mundo.
Una historia que demuestra cómo el amor de un perro sobrepasa incluso los límites de la vida.