Stinger es un pitbull de carácter dulce que nació sordo. Cuando, por su carácter curioso, Stinger se interesó por un panal, le picaron docenas de abejas.
Estaba cubierto de dolorosas picaduras, a las que además tuvo una reacción adversa.
Abandonado
Stinger fue llevado de inmediato al veterinario, sin saber que esa sería la última vez que Stinger vería a sus dueños.
Los veterinarios de la clínica trataron las picaduras de abeja, pero también descubrieron que el cachorro estaba muy por debajo de su peso, tenía sarna y problemas de vejiga.
Afortunadamente, Carri Shipaila, de la protectora LuvnPupz, se enteró de la difícil situación de Stinger, y lo trasladó a su refugio para ser atendido.
Y, por si no hubiera pasado ya suficiente, descubrieron que Stinger también padecía una enfermedad autoinmune llamada pénfigo.
Final feliz
A pesar de todo lo que tuvo que soportar, Stinger se negó a rendirse, superó su dolor e incomodidad y ahora ha vuelto a ser el perro dulce y gentil al que le encanta conocer gente.
Stinger también ha encontrado un hogar definitivo donde recibirá todo el amor y el cuidado que se merece.