Dejar ir a quien más quieres puede ser uno de los actos de amor más duros que existen. Así lo siente el veterinario Adrián Conde, después de tener que despedirse de su perra Kira tras 12 años y medio de vida compartidos.
12 años y medio de juegos y compañía incondicional. "¿Quién iba a decirme que mi mayor acto de amor por ti sería al mismo tiempo tener que tomar una de las decisiones más difíciles y duras de mi vida?".
La emotiva despedida de Adrián Conde a su perra Kira
A Kira, un cruce de pitbull, siempre le caía el piropo de "qué buena es" de todo aquel que la conocía. Se fue al otro lado del arcoíris del mismo modo en que llegó: entre las manos de su persona favorita.
En un emotivo mensaje publicado en redes sociales, Adrián confiesa que aún no puede hablar de ella en pasado. "La vejez a veces es un hilo fino que aguanta hasta que algo lo hace partirse y entonces todo se desmorona".
Entre recuerdos de saltos de la cama para tomar el sol, travesuras y silencios compartidos, ahora queda un hueco enorme donde antes había una presencia que lo sostenía todo.
"Me he equivocado muchas veces —admite—, pero siempre lo he hecho lo mejor que he sabido, hasta el último momento". Con esas palabras, promete que aunque su corazón esté roto, se queda con la felicidad que Kira le dio y con la esperanza de que ella haya sentido la misma paz y amor.
Kira deja un trocito de sí misma en todos los que la quisieron. Adrián se queda con el vacío y la certeza de haberla amado lo suficiente como para evitarle más dolor.
"Vuela alto, mi eterno bebé", le dice a su querida Kira, mientras las foto de ambos, mirándose con esa complicidad que solo se construye con años de amor verdadero, hablan por sí sola.