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Moro acompaña a los entierros en Fernán Núñez.

© Imagen de archivo / Ayuntamiento de Fernán Núñez

El perro que olía la muerte: la historia real de Moro, el guardián de los entierros

Por Rocío R. Gavira Periodista

Publicado el

La historia de Moro sigue viva en Fernán Núñez, el pueblo de Córdoba donde este perro negro aparecía cuando alguien iba a morir.

Dicen que si veías a un perro negro tumbado frente a tu puerta, la muerte ya estaba en camino. Ocurría en Fernán Núñez, un pequeño pueblo de Córdoba, donde este perro capaz de estremecer a todo un vecindario.

Su nombre era Moro, y su historia se mueve entre la realidad y la leyenda: un perro callejero que, según contaban los vecinos, se aparecía siempre que alguien iba a morir.

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Cuando el perro empezó a seguir a los muertos

Llegó a Fernán Núñez en la década de los setenta. Nadie supo nunca de dónde salió. 

Algunos decían que había nacido entre los campos que rodean el pueblo; otros, que lo dejaron abandonado en un bar carretera; o que era un alma en pena, un guardián de los difuntos.

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Foto antigua de Moro, el perro de los entierro. ©culturandalucia

Moro aparecía sin previo aviso, delgado, de pelaje negro y mirada profunda, caminando con paso lento por las calles de tierra.

Y entonces ocurría:

  • Si se detenía frente a una casa, en pocos días alguien de esa vivienda fallecía.

  • Si sonaban las campanas de difunto, Moro caminaba tras el féretro, acompañando al cortejo hasta el cementerio, en silencio, sin inmutarse.

Nunca se le vio en una boda, ni en una feria, ni en las fiestas del pueblo. Solo acudía a los entierros. Y todos coincidían en lo mismo: Moro aparecía cuando la muerte rondaba.

No traía la muerte: la acompañaba".

Sandra Morales Ruiz, creadora de contenido, cuenta desde Fernán Núñez la historia de Moro: 

Un final trágico para un alma fiel

Como en toda historia que incomoda, su final fue injusto. Una noche de 1983, Moro fue atacado brutalmente por unas personas que, entre el miedo y la superstición, creyeron que así acabarían con el "mal presagio" que traía el perro.

Acabaron con su vida y murió solo, en una calle del pueblo. Pero con su muerte, Fernán Núñez perdió algo más que un perro: perdió un trozo de su misterio.

Conmovidos por lo ocurrido, los vecinos organizaron una colecta. Y en 1995 levantaron una escultura de bronce frente al Palacio Ducal, en el parque principal del pueblo. Allí, bajo la inscripción "El Moro, perro de los entierros", el perro negro descansa por fin en paz.

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La escultura de Moro fue inaugurada en 1995 gracias a una colecta popular. ©Ayuntamiento de Fernán Núñez

🌙 Moro, una leyenda que sigue viva

Todavía hoy Moro forma parte del alma de Fernán Núñez. Su historia se cuenta en colegios, se recuerda cada 1 de noviembre y ya salió en programas como Cuarto Milenio o en la televisión autonómica de Andalucía, Canal Sur.

Pero más allá del misterio, su figura invita a reflexionar:

Moro no fue un presagio, sino un testigo silencioso de la despedida. Por eso el pueblo decidió darle un lugar eterno entre los vivos, convertido en estatua, convertido en leyenda.

Curiosidades sobre Moro, el perro de los entierros

🕯️ Dónde está su estatua: Parque del Palacio Ducal, en Fernán Núñez (Córdoba).

🐾 El homenaje: inaugurado el 25 de abril de 1995, gracias a una colecta vecinal.

💬 La placa reza: "El Moro, perro de los entierros".

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