Aquel día estaba prevista una jornada de caza rutinaria con los perros en el parque natural de Germerode, en el centro de Alemania. Sin embargo, la situación terminó convirtiéndose en un auténtico horror.
Todo comenzó cuando una experimentada perra, de raza braco, desapareció entre la maleza. Lo que emergió de los arbustos le heló la sangre a su propietario.
Un grito entre la maleza
Primero, el cazador oyó a su perra quejarse y, seguidamente, sonó un ladrido ensordecedor, como un auténtico grito de auxilio.
Después, un fuerte crujido. La perra salió de la espesura: no estaba cazando, estaba huyendo.
Al animal le temblaba todo el cuerpo. Un rápido examen revelaba una herida abierta en la pata trasera.
Dos sombras grises
Casi al mismo tiempo, mientras el animal buscaba refugio junto a su humano, las ramas volvieron a abrirse. De los mismos arbustos surgieron dos lobos.
"Suerte en la desgracia"
Günter Groß, del departamento forestal de Hessisch Lichtenau, confirmó el incidente al Werra-Rundschau. El examen posterior de la perra reveló que la herida no correspondía a una mordedura, sino a un daño producido por colisión.
En las horas siguientes, otros cazadores avistaron a los lobos, entre ellos un ejemplar especialmente grande.
La dirección de caza reaccionó de inmediato y emitió un aviso urgente para que todos los propietarios evitaran adentrarse en el bosque con sus compañeros de cuatro patas.