Hace seis años, un granjero hizo un curioso descubrimiento en su apacible granja situada en la estepa rusa, cerca de la frontera con Mongolia.
Incapaz de identificar a las criaturas, y sin estar seguro de a quién pedir ayuda, llamó a la Reserva Natural Dauria. Lo que él no sabía era que acababa de emprender un viaje que le cambiaría la vida.
Cuando el granjero encontró a los extraños gatitos en su granero, estos aún no abrían sus ojos.
La sorpresa del equipo de rescate
Los trabajadores de la Reserva de Dauria identificaron de inmediato a los animales como gatos de Pallas, también conocidos como manuls, una rara especie de gato salvaje nativa de Asia Central.
Los manuls son más o menos del mismo tamaño que un gato doméstico, pero existen grandes diferencias entre ellos.
Su cuerpo es más ancho, sus patas son más cortas, y su pelaje es más denso para poder sobrevivir al clima extremo donde viven. Además, sus caras son más anchas y sus orejas más planas.
Para encargarse de ellos como era debido, el equipo decidió averiguar si dos gatos domésticos que vivían en las instalaciones de la reserva cuidarían y amamantarían a los pequeños.
Por fortuna, la pareja felina aceptó a los cachorros y los cuidó como si fueran sus propias crías, salvándoles así la vida. ¡Mira las fotos!
Los pequeños gatos pronto empezaron a crecer, ¡y los empleados de la reserva comenzaron a encariñarse con ellos!
Los gatos prosperaron en la reserva y sus cuidadores sabían muy bien cuál sería el siguiente paso. Aunque fuera doloroso tener que decirles adiós, debían llevarlos de regreso a su hábitat natural, pues es allí a donde pertenecen.
Su primer invierno solos en la selva
Durante su primer invierno solos en la selva, los manuls perdieron los radio collares que la reserva les había colocado para rastrear su progreso.
También perdieron mucho peso, por lo que terminaron por llevarlos de vuelta a la reserva hasta la primavera, época en la que podrían adaptarse con mayor facilidad al medio.
Aquella segunda vez se aclimataron mejor a su nuevo entorno. Las últimas noticias publicadas en la página de la reserva indicaron que los animales prosperaron bien en su nuevo medio natural.
Desde la introducción de los mencionados especímenes en su hábitat, la Reserva de la Biosfera de Dauria —situada en Siberia, cerca de la frontera mongola— sigue y estudia a la especie usando cámaras ocultas.
Por desgracia, en los períodos de escasez de alimentos y condiciones climáticas adversas, el número de pequeños depredadores disminuye entre otros cambios cíclicos de su hábitat, afectando de forma negativa a los felinos.
¡Esperamos que este sea un buen año para estos adorables felinos!