No queda duda: nuestras mascotas sienten la pérdida de un ser querido tanto como nosotros.
Aunque no se expresan como los humanos y no pueden hablar para hacernos saber cómo se sienten, con solo mirar sus ojos y los cambios en su comportamiento los dueños sabemos cómo se encuentran.
Lo que hace que este caso sea impresionante son los hábitos cotidianos de la perra de Easton Dufur, que no cambiaron ni un ápice tras perder a su amigo canino en 2017.
Para siempre en su recuerdo
Poco después del fallecimiento del can de 13 años, Easton publicó en Twitter que sus dos labradores, Cookie y Stitch, siempre compartían comedero en casa.
Si bien en algunos hogares esto puede ser problemático, Stitch había entrenado a su amigo Cookie para que se comiera solo la mitad del contenido del comedero y dejara el resto a él.
De esta manera, lo que sobraba en el recipiente era para él. Cookie siempre se portaba bien, obedecía a su peludo compañero y se comía solo la parte de pienso que le correspondía.
Tras el fallecimiento de Stitch, Easton adaptó la cantidad de comida y comenzó a servir una única ración en lugar de dos.
Nada tenía por qué cambiar
Pero cuando Easton volvió para asegurarse de que la perra había comido, se dio cuenta de un entrañable detalle: Cookie había dejado la mitad de la comida en el tazón en consideración con su fallecido amigo.
Perder una mascota puede ser duro, pero al menos en este caso Easton tuvo la seguridad de que Cookie compartía su dolor y no tuvo que pasar por ese duelo en soledad.
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