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El riesgo de dar alimentos con sal a los perros
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El peligro de dar alimentos con sal a los perros

Por Paula Rodríguez Veterinaria

Actualizado el

La sal es una sustancia esencial en la dieta de un perro y, de hecho, desempeña un importante papel en su salud. Además de ser necesaria para el buen comportamiento de los órganos vitales y del sistema nervioso, de ella depende, entre otras, la función de regular el contenido de agua del cuerpo. 

Pero, ¿qué ocurre cuando esa dosis de sal es demasiado alta? 

Hasta no hace mucho, apenas se prestaba atención a la influencia de la sal en los animales. Incluso existía la mala práctica de añadir sal a los alimentos de los perros para evitar que babeen más de la cuenta.

Sin embargo, ahora sabemos que proporcionar más cantidad de la necesaria (algo que, por desgracia, es más habitual de lo que pueda parecer) puede significar la aparición de problemas graves de salud.

Consecuencias del excesivo consumo de sal en perros

Como la sal influye en el sistema nervioso, la intoxicación tendrá efectos sobre él, en unos casos dando muestras evidentes de agitación, o por el contrario de ausencia y desgana.

En casos más graves, el consumo excesivo en canes puede propiciar distintas consecuencias, entre las que destacan:

  • Aumento significativo en la presión arterial. 

  • Problemas de corazón.

  • Mal funcionamiento de los riñones.

  • Malas digestiones.

  • Intoxicación.

  • Deshidratación.

  • Vómitos.

  • Diarrea severa.

  • Salivación excesiva. 

  • Coma.

  • Convulsiones.

  • Muerte.

¿Cuál es la dosis de sal adecuada en perros?

Los requisitos de cloruro de sodio dependen del tamaño, raza y salud de tu perro. Por eso es importante adaptar la dieta para satisfacer sus necesidades nutricionales específicas. 

Además, algunos perros con condiciones físicas especiales requieren una dieta baja en sal. Es el caso, por ejemplo, de los perros con enfermedad renal, enfermedad cardíaca (recuerda que la sal aumenta la presión arterial) y enfermedad hepática.

En todo caso, y en términos generales, un perro de unos 15 kilos de peso debería consumir menos de 100 mg de sodio al día. Se estima que la dosis tóxica de cloruro de sodio comienza en 18 g/kg. 

Si tienes dudas, lo mejor es que consultes con tu veterinario, quien realizará un análisis al animal para determinar si sus niveles de sodio en sangre son los adecuados.

¿Qué alimentos están prohibidos?

La comida para perros contiene sal y, lo primero que debemos hacer si queremos cuidar bien de nuestros leales compañeros, es vigilar la cantidad existente por cada 100 gramos de pienso.

No obstante, el riesgo suele producirse con aquello tan recurrente como las sobras de la comida que consumimos los humanos. Ahí reside gran parte del problema, porque, si bien nosotros tampoco debemos abusar de un elemento como la sal, sí es verdad que nuestro organismo admite un margen superior al de los perros.

Debemos evitar a toda costa compartir alimentos:

  • Patatas fritas

  • Frutos secos

  • Palomitas de maíz

  • Embutidos

  • Galletas

  • Carne procesada, como salchichas o filetes de hamburguesa

  • Queso

La importancia del agua

Si tu perro consume demasiada sal, se deshidrata e incluso corre el riesgo de intoxicarse, lo que puede ser fatal. 

En general, la intoxicación por sal también se debe a la falta de acceso a una fuente de agua. La hidratación es extremadamente importante para los perros, tanto como para los humanos.

La sal impulsa el sabor de su comida, estimulando su apetito, pero también la sed. Por esto, el consumo de alimentos salados debe ir acompañado de un cuenco lleno de agua para su perro. 

Cuando la intoxicación es leve, el perro tratará de hidratarse. En este caso, el agua debe administrarse poco a poco, pero con mucha regularidad. Si es grave, el perro no beberá. Es el momento de consultar de inmediato con un veterinario.

La alimentación de los perros no es como la de los humanos

 

En muchas ocasiones pensamos que, al igual que los humanos, los perros pueden consumir cualquier alimento, sin caer en excesos para mantenerse sanos y fuertes. La realidad es bien distinta. Su organismo procesa los alimentos de un modo diferente y, por este motivo, requiere una atención especial.

No se trata tampoco de ejercer un control exhaustivo o enfurecerse porque un familiar o un amigo le dé una patata frita un día de celebración.

Basta con evitar contenidos excesivos de sal en su dieta diaria, controlar los alimentos humanos que compartimos y, muy importante, vigilar que siempre tenga a su disposición un cuenco de agua para garantizar su hidratación.

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