Antes de explicar qué es lo primero que se le debe enseñar a un cachorro, hay que empezar por comprender la diferencia entre adiestramiento y educación. En realidad, la frontera entre los dos es delgada:
- la educación es el aprendizaje necesario para vivir el día a día en el entorno (sentarse, caminar, reglas de higiene)
- el adiestramiento consiste en aprendizajes que no siempre son útiles en la vida diaria del perro (lo que se aprende en un club canino o en los cursos de juegos para perros).
Pero fundamentalmente, la técnica va a ser la misma para ambos: el perro tiene que asimilar lo aprendido.
Cuándo empezar a educar a un perro
Cuando se trata de un cachorro hay que dejar atrás la idea de que el perro no es “muy pequeño para comprender”, más bien al contrario.
Si se parte de esta premisa y se le deja hacer todo lo que quiera cuando es un cachorro, más tarde no entenderá por qué tiene que dejar de hacerlo y será aún más complicada su educación.
Entrenar al perro si ya tiene malos hábitos (subirse al sillón, tirar de la correa, etc.) no será fácil. Entonces, antes de plantearse qué es lo primero que se le debe enseñar a un cachorro, hay que tener muy clara esta regla.
La actitud que se debe adoptar es, por tanto, justamente la inversa: hacerle comprender desde que es un cachorro lo que está permitido y lo que no.
La coherencia es una cualidad indispensable para el equilibrio en la relación humano-perro: lo que está prohibido deberá permanecer prohibido y viceversa.
¿Qué es lo primero que se le debe enseñar a un cachorro?
Aprender el "no"
El no es tan importante que es lo primero que se le debe enseñar a un cachorro, o en todo caso, una de las primeras cosas.
Por lo tanto, entre las primeras órdenes que el cachorro debe conocer está “¡No!”.
El no debe utilizarse para interrumpir una acción no deseada en el momento preciso en el que se produce.
Esta orden debe ser dada de una forma muy precisa, para ser coherente: la postura y el tono de voz deben expresar la misma idea que la orden que se está dando. El cuerpo debe estar recto, incluso ligeramente inclinado hacia delante, y la voz ha de ser autoritaria y comprensible.
Se sabe que el perro ha comprendido la orden en el momento en el que deja de realizar la acción no deseada. Cuando adopta una actitud de “retirada” (cabeza inclinada, orejas bajas, etc.), se debe parar la reprimenda inmediatamente.
No es aconsejable alargar una reprimenda cuando el perro está enviando señales de arrepentimiento; si se sigue haciendo cuando ha parado con el comportamiento no deseado, puede provocarse en él incomprensión e incluso ansiedad.
Cómo saludar al dueño
Otro aprendizaje importante y de lo primero que se le debe enseñar a un cachorro, es la gestión de la emotividad y la frustración.
Para el cachorro, esto se manifiesta a menudo en la forma de recibir a su dueño cuando llega a casa, por ejemplo. Las grandes “fiestas”, sobre todo cuando el perro es grande, pueden convertirse rápidamente en algo difícil de controlar.
Cuando el perro salta sobre alguien basta, por ejemplo, con poner una rodilla en el suelo para estar a su altura y que él pueda expresar su alegría cuando es cachorro. Así se evitará que este comportamiento se descontrole cuando sea adulto y más difícil de controlar.
Si el perro salta sobre la gente cuando no lo espera, solo hay que levantar una rodilla (si el perro es alto) o un pie (cuando es un cachorro), para colocar un obstáculo entre él y la persona. Se puede, igualmente, darle la espalda.
Evidentemente no hay que pegar al perro, simplemente impedirle el contacto físico que busca en ese momento. En seguida, se le puede acariciar y hacerle ver que estamos muy contentos de verlo.
Además, es muy importante que el perro aprenda a estar solo, y proporcionarle la actividad y la atención que necesite porque, una “fiesta” exagerada puede ser también un signo de que no están cubiertas sus necesidades básicas.
Otras restricciones útiles
Cuando se juega con el cachorro, se le puede dejar “emocionarse” un poco, pero dentro de un límite.
Permitir a un cachorro morder o rascar porque es pequeño es absurdo: puede controlar perfectamente este tipo de acciones y comprender que no hay que pasar ciertos límites.
Este tipo de castigo se usa también en la educación positiva, pues no se trata de una reprimenda en sí, sino que se interrumpe una acción y se suprime una recompensa, en este caso el juego. No se trata, por tanto, de un castigo coercitivo.
El perro querrá prolongar el juego más tiempo, y para ello controlará su emoción y su fuerza.
Otro punto de cuidado son las escaleras: lo cachorros, en particular los más grandes, no deben ni subir ni bajar escaleras hasta que su desarrollo físico no lo permita.
No es siempre fácil transportar a un cachorro grande, como es el caso de los san bernardo. Si la casa tiene escaleras, puede tratarse de uno de los factores a tener en cuenta en la elección de la raza antes de adoptar al perro.
Aprender a sentarse
Cuando se plantea qué es lo primero que se le debe enseñar a un cachorro, esta es una de las primeras cosas que se mencionan. Es una orden que se da al perro para comenzar la educación o el adiestramiento y es una de las más fáciles de aprender para él.
Hay muchas técnicas para enseñarla, especialmente la educación positiva. Una de las más simples se realiza de la siguiente forma:
- Poner la recompensa cerca de la cabeza del perro, un poco por debajo, lo que provocará un pequeño movimiento hacia atrás, que le hará sentarse.
- Dar la orden “siéntate” en ese momento.
- Darle la recompensa en el instante en el que tome la posición deseada.
Esta técnica y el aprendizaje de la orden será útil también para otros aprendizajes (como el "para" o "stop" cuando el perro está caminando o corriendo).
La higiene
Es un aprendizaje importante y por lo tanto, de lo primero que se le debe enseñar a un cachorro, pues para los humanos, los criterios de higiene están lejos del concepto que tienen de la misma los perros.
Para un perro, la higiene consiste en no hacer sus necesidades encima.
Por lo tanto, habrá que enseñarle que hay zonas prohibidas, especialmente en casa. El cachorro es capaz de controlar muy rápidamente sus esfínteres; solo tiene que aprender.
Para ello existen también muchas técnicas, entre ellas, una vez más, la educación positiva.