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Dirofilariosis en perros y gatos

La enfermedad del gusano del corazón es muy grave 

© Shutterstock

Dirofilariosis en perros y gatos: qué es y cómo se trata

Por Sindy Bustamante Redactora

Actualizado el

La dirofilariosis, comúnmente conocida como “la enfermedad del gusano del corazón”, se trata de una patología de origen parasitario que afecta, tanto a perros como a gatos, en muchas regiones de nuestro país. Se transmite a través de la picadura de un mosquito, que libera las larvas al torrente sanguíneo del animal y finalmente, se convierten en gusanos adultos alojados en las cámaras cardiacas. Se trata de una enfermedad crónica y muy grave, de la que hablaremos en el siguiente artículo con más detalle. 

Qué es la dirofilariosis canina y/o felina

La dirofilariosis es una enfermedad parasitaria causada por un nematodo (gusano redondo), llamado Dirofilaria immitis. Se suele describir como “la enfermedad del gusano del corazón” porque los individuos adultos se alojan en las cámaras cardiacas y vasos pulmonares, provocando graves problemas cardio respiratorios que pueden llegar a ser mortales 

El responsable de la transmisión de la enfermedad es un mosquito (del género Culex, Aedes o Anopheles, principalmente) que al picar a un animal infectado (perro o gato), junto con la sangre, también ingiere diminutas larvas (microfilarias o L1) que los gusanos adultos liberan al torrente sanguíneo. Dentro del tubo digestivo del mosquito, estas larvas mudan hasta convertirse en L3 (larva infectante). Cuando el mosquito pica de nuevo a otro animal, inocula estas larvas en un nuevo hospedador transmitiendo así la enfermedad.

Los gatos son más resistentes a la enfermedad que los perros. Esto se debe a que los gusanos adultos tienen una esperanza de vida más corta en los gatos (2 o 3 años), por lo que es más difícil la transmisión entre felinos. En cambio, a los perros se les considera el reservorio principal de dirofilaria y pueden hospedar a los gusanos adultos durante 6 o 7 años. 

Los gatos son más resistentes a la enfermedad que los perros

Síntomas de dirofilariosis en perros y gatos

Los síntomas pueden ser desde muy leves hasta extremadamente graves, donde puede verse comprometida la vida del animal. Hay ligeras diferencias entre los síntomas en perros y los síntomas en gatos, por lo que haremos la distinción entre ellos:

Cómo detectar la dirofilariosis en tu perro

En los perros, los gusanos adultos se alojan en los vasos pulmonares, obstruyendo la salida de sangre del corazón. Dependiendo de la cronicidad de la enfermedad, los síntomas se irán complicando con el tiempo. No suelen aparecer de forma repentina, pero aunque la manifestación sea leve, habrá avisos de sospecha de enfermedad:

  • Tos. El perro suele tener ataques de “tos cardiaca”, es decir, una tos seca con varias repeticiones (entre 5 y 10 toses seguidas, aproximadamente).

  • Intolerancia al ejercicio. El perro rechaza jugar, correr y se encuentra débil.

  • Dificultad respiratoria (disnea). Le cuesta respirar, e incluso, adopta posturas raras con el objetivo de facilitar la respiración. Una posición habitual es la postura ortopneica, que consiste en abrir las extremidades anteriores y descender ligeramente la cabeza. 

El examen realizado por parte de un profesional veterinario, también puede determinar sonidos cardiacos y pulmonares anormales, dilatación de las cámaras cardiacas, adultos alojados en la vena cava, anemia, etc. Con un diagnóstico completo y en un cuadro de enfermedad avanzado, pueden observarse los gusanos adultos en el corazón a través de la ecografía. 

Cómo saber si mi gato tiene dirofilariosis

Los síntomas en gatos son diferentes y suelen ser principalmente respiratorios. Los gatos parecen tolerar mejor la enfermedad, por lo que muchas veces dejan de manifestar síntomas, aunque continúan infectados por dirofilaria.

  • Dificultad respiratoria (disnea). Les cuesta respirar, tosen, jadean e incluso, abren la boca (muy mala señal en los gatos). En ocasiones, esta situación se confunde con otras enfermedades respiratorias, como el asma felino, por lo que es muy importante un diagnóstico certero por parte de un profesional veterinario.

  • Debilidad. Los gatos se muestran letárgicos, rechazan moverse y hacer cualquier ejercicio.

  • Vómitos. En ocasiones tienen vómitos con espuma (relacionados con la obstrucción de vías respiratorias).

  • Pérdida de peso y disminución del apetito.

De nuevo, un examen veterinario descubrirá otras anomalías como sonidos pulmonares anormales, anemia, taquicardia (latido cardiaco acelerados), etc.

Hablar con el veterinario puede salvar la vida de tu mascota

Tratamiento de dirofilariosis 

Debemos resaltar la importancia de la atención veterinaria, ya que se trata de una enfermedad muy grave que puede llegar a ser mortal. Este artículo es meramente informativo y no se trata de una guía de acción ante este problema. 

Dicho esto, como la forma clínica es diferente en gatos y perros, también su tratamiento es ligeramente distinto:

Dirofilariosis canina: tratamiento

El tratamiento de la dirofilariosis canina se divide en tres fases:

  • Fase 1. Se realizan ciclos de antibiótico con Doxiciclina. La razón de administrar un antibiótico es que los gusanos adultos llevan adheridos a su cuerpo a una bacteria (Wolbachia). Es necesario acabar primero con la bacteria ya que si matamos directamente a los adultos, todas estas bacterias se liberarían al torrente sanguíneo y produciría el shock y muerte del perro.  

  • Fase 2. Se administra un antiparasitario para eliminar las larvas presentes en el torrente sanguíneo y minimizar la carga parasitaria. 

  • Fase 3. Se administra el fármaco contra los adultos que contiene el principio activo Melarsomina. Esta es una fase muy crítica donde el animal debe guardar reposo absoluto, ya que el riesgo de trombosis es muy elevado. 

En casos de dirofilariosis canina muy avanzada, donde la carga parasitaria es exagerada, el tratamiento puede incluir la intervención quirúrgica, que consiste en la retirada de los gusanos adultos manualmente. 

Dirofilariosis felina: tratamiento

En ocasiones, la dirofilariosis felina no se tiene presente y se confunde con otras patologías respiratorias como el asma felino. Dependiendo de las necesidades del gato y de la gravedad de la enfermedad, puede tratarse de forma sintomática (normalmente con corticoides). No suele estar recomendado el tratamiento adulticida (contra los gusanos adultos), ya que existe alto riesgo de trombosis y reacción anafiláctica en los gatos. Si se administra un antiparasitario preventivo vía oral o tópica. 

En conclusión, la dirofilariosis se trata de una enfermedad parasitaria grave que provoca daños cardiorrespiratorios. La mejor forma de evitarla es mediante la prevención, y para ello, es muy importante tener actualizado el plan de desparasitación de nuestras mascotas, ya que protegeremos frente a estas y muchas otras enfermedades de origen parasitario. 

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