¿Qué es la celiaquía?
La celiaquía felina es un proceso multisistémico, en el que se ve afectado el tracto digestivo y pueden aparecer síntomas por todo el organismo del minino.
La definición oficial sobre la celiaquía, la define como un trastorno sistémico con base inmunológica, causada por la ingesta de gluten y otras sustancias afines al mismo.
Cuando tratamos la celiaquía como una enfermedad autoinmune, hablamos de que el organismo del gato responde atacando al gluten como elemento dañino, afectando también a las vellosidades intestinales pudiendo llegar a atrofiarlas completamente, lo que conlleva una mala absorción de los nutrientes y déficits nutricionales.
Hay que decir que esta enfermedad puede aparecer en cualquier momento de la vida de nuestro gato y que una vez se desarrolla no tiene cura, se vuelve crónica y tiene que convivir con ella de por vida.
Síntomas principales que presenta un gato celíaco
Como ya sabemos el ser celíaco es una enfermedad que afecta principalmente al sistema digestivo, por ello los primeros síntomas que podemos notar son de carácter digestivo.
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Al ingerir gluten y el sistema digestivo no tolerarlo, va a intentar expulsarlo cuanto antes, esto puede ser por vómitos si el alimento aún se encuentra en el estómago, o mediante diarreas si el alimento ha comenzado a digerirse.
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Una vez que la enfermedad avanza, además de afectar al sistema digestivo podemos encontrarnos con problemas de tipo cutáneo. La piel se seca y se irrita, esto produce picores y hace que nuestro compañero gatuno se acicale más de lo habitual, sobre todo en la zona que rodea al ano, hay veces que incluso pueden llegar a arrastrarse.
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Si la ingesta de alimentos con gluten continua, pueden llegar a resecarse las vías respiratorias, esto produce irritación e inflamación. Lo que puede venir acompañado de picores y estornudos, que terminarán por irritar la garganta y las fosas nasales de nuestro minino.
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Por último y como síntoma más grave y producido tras estar ingiriendo gluten durante bastante tiempo, podemos encontrarnos con que nuestro gato pueda tener convulsiones. Es muy importante estar al tanto de cualquier síntoma que pueda aparecer y evitar que llegue a tener convulsiones.
Si notas que tu gato tiene alguno de estos síntomas, lo mejor es acudir al veterinario. La mayoría de estos síntomas por separado y de forma ocasional no tienen por qué ser dañinos, pero si se hacen más habituales es importante que acudas a tu veterinario y que le hagan una revisión exhaustiva para así descubrir si tienes un gato celíaco.
¿Cómo diagnosticar a un gato celíaco?
Lo primordial es estar atento a los posibles síntomas que presente tu gato para saber si debes llevarlo al veterinario y que ofrezca un buen diagnóstico.
Una vez en el veterinario, cuéntale los síntomas que observas en tu gato para que pueda decidir cuál es el mejor método para diagnosticar lo que le sucede.
Habitualmente para diagnosticar a un gato celíaco, se hacen analíticas de orina, heces y sangre, en las que se miran unos valores determinados.
Si se quiere de más precisión, hay un test sanguíneo llamado Food Reaction Unit, en el que se mira específicamente cómo reacciona la muestra con ciertos alimentos, entre ellos encontramos trigo, la cebada y el centeno (todos ellos contienen gluten) y el nivel de reacción que muestra ante ellos.
Con todas estas pruebas podemos saber si tenemos un gato celíaco o si realmente tiene otro tipo de problema.
Por otro lado, si en ese momento no dispones de mucho dinero, puedes hablar con tu veterinario para iniciar una dieta de descarte, es decir buscar una dieta sin gluten, probarla durante un periodo de tiempo (especificado por tu veterinario) y comprobar si los síntomas remiten.
¿Qué no puede comer un gato celíaco?
Un gato celíaco lo que no puede comer es gluten o cualquiera cosa que lo contenga.
Llamamos gluten a un conjunto de proteínas que encontramos en el interior de ciertos cereales de secano, con los que se fabrican la mayoría de los alimentos; estos cereales son el trigo, la espelta, la cebada, el centeno y la avena. Estos cereales y cualquiera de su familia reaccionan con el sistema digestivo de nuestros mininos.
Por ello, debemos tener cuidado con el pienso que les damos para asegurarnos de que éstos estén libres de gluten e intentar averiguar si es posible que haya contaminación cruzada.
También debes mirar la composición de los premios que acostumbres a darle, incluso si es proteína animal deshidratada, muchas utilizan harinas para mantener el alimento en buen estado.
Por último y no menos importante, comprueba siempre la composición de los antiparasitarios (si son ingeridos) y la composición de cualquier medicamento que le vayas a dar, la mayoría contienen maltodextrina, esto es un derivado del trigo.
Siempre que notes a tu gato extraño, debes acudir al veterinario para asegurar que todo esté correcto. Si en algún momento se le diagnostica algo, el veterinario te dirá qué hacer y cuáles son las mejores opciones a seguir. Si resulta que tienes un gato celíaco, habrá que cambiar completamente la dieta de tu gato y los premios o golosinas que le des. Recuerda que cualquier duda que tengas sobre la nueva dieta de tu compañero felino, tu veterinario te la va a resolver sin problemas.
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