¿Qué es el síndrome de cushing en gatos?
El cushing o hiperadrenocorticismo es un trastorno hormonal producido por una larga exposición a un aumento excesivo de cortisol acumulado en la sangre. También es conocida como HAF; esta enfermedad es tan grave como rara.
En gatos es muy poco común y hay pocos casos registrados, aunque la mayoría de las veces son gatos geriátricos o adultos, siendo más propensas las hembras y los gatos mestizos.
¿Cuál es el origen del síndrome de cushing en gatos?
A pesar de que los síntomas del síndrome de cushing son varios, el origen de esta enfermedad tan rara en gatos es menos variado. Únicamente, tenemos dos tipos de cushing en gatos:
- Hiperadrenocorticismo hipofisario: la afección parte de la glándula hipófisis, esta produce una cantidad desorbitada de ACTH, lo que provoca a las glándulas adrenales para que produzcan mucho más cortisol.
- Hiperadrenocorticismo adrenal: aparecen pequeños o grandes tumores en el interior de las glándulas adrenales, este tipo de neoplasias pueden ser benignas o malignas, independientemente de eso lo que provocan es una secreción excesiva de cortisol.
¿Cuáles son los síntomas del cushing en gatos?
A pesar de que el síndrome de cushing en gatos es poco común, no todos los mininos presentan los mismos tipos de síntomas a la vez.
De entre todos los síntomas que se pueden observar, los principales son:
- Debilidad generalizada.
- Jadeos constantes, incluso en reposo.
- Hiperglucemia: niveles altos de azúcar en sangre.
- Polifagia y obesidad: apetito constante acompañado de una subida de peso descontrolada.
- Poliuria y polidipsia: sed constante y muchas ganas de miccionar todo el tiempo.
- Pérdida de masa muscular.
- Aparición de hematomas con mayor facilidad.
- Abdomen péndulo: abdomen distendido, con la pared abdominal relajada en exceso.
- Fragilidad cutánea: proceso por el cual la piel se torna delgada, se seca y pierde la elasticidad.
- Alopecias: zonas con ausencia de pelo.
- Infecciones dermatológicas recurrentes
- Plegamiento de los pabellones auriculares: las orejas del gato se arrugan y se caen de su posición elevada.
Si observas más de uno de estos síntomas en tu gato, lo mejor es que acudas al veterinario para que lo revise. Muchos de estos síntomas aparecen con diferentes enfermedades, las cuales son necesarias diagnosticarlas en caso de que las pudiera tener.
¿Cómo diagnosticar el síndrome de cushing en gatos?
Obtener el diagnóstico para el síndrome de cushing en gatos es algo complicado. Las pruebas que se requieren para obtenerlo son varias y algunas de ellas pueden someter a bastante estrés al gato. Por eso, lo mejor es intentar descartar el resto de enfermedades antes de comenzar con las pruebas diagnósticas para el cushing.
Entre las pruebas a realizar debemos destacar las analíticas de sangre y orina, radiografía de tórax / abdomen, ecografía adrenal y resonancia y/o TAC.
Con estas pruebas, averiguamos si todos los órganos están funcionando correctamente, si los valores de cortisol en sangre son normales o si las glándulas adrenales y el hígado funcionan correctamente y están dentro de los parámetros de tamaño y funcionalidad.
Tratamiento para el síndrome de cushing en gatos
A la hora de tratar el síndrome de cushing en gatos, hay que tener presente si es hiperadrenocorticismo hipofisario o adrenal y el nivel de afección que presente. En función de eso, el veterinario optará por un tratamiento médico o por un tratamiento quirúrgico.
- La parte quirúrgica del tratamiento se basa en la extirpación de todos los tumores que sean posibles y que estén causando la afección. La extirpación de los tumores adrenales es tan delicada como la extirpación de los tumores hipofisarios. Por ello, hay que tener mucho cuidado.
- La medicación que se suele emplear habitualmente es aquella que trata de regular la formación del cortisol. Entre estos, está el trilostano que inhibe la síntesis de cortisol y ayuda con la producción de glucocorticoides.
A pesar de que muchos son los medicamentos testados para tratar el síndrome de cushing en gatos, la mayoría no son tan efectivos como nos gustaría. Además, no todos los gatos sobreviven a las complicadas cirugías para eliminar los tumores e intentar que vuelva a haber un funcionamiento normal de las glándulas. Por esto, es importante observar atentamente a nuestro gato para detectar si existe la posibilidad de que pueda tener esta peligrosa enfermedad lo más temprano posible.
Todo esto debe estar siempre regulado por un veterinario que indique cuales son las pautas a seguir en cada paso para intentar que tu compañero felino esté lo mejor posible.
Escrito por: Yanira Rodríguez, auxiliar de veterinaria.