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El primer perro en ir al espacio

El primer perro en ir al espacio.

© Shutterstock y National Air and Space Museum de EEUU

El primer perro en ir al espacio: la historia de un valiente caída en el olvido

Por Luis Piqueras Ferriz Redactor | Traductor

Publicado el

En 1957, un valiente canino realizó un histórico viaje que cambiaría la forma en que entendemos la exploración espacial. ¿Quién fue el primer perro en ir al espacio?

Más de una década antes de que Neil Armstrong pisase la luna (el 20 de julio de 1969), una perrita rusa ya había visitado el espacio. 

Fue el 3 de noviembre de 1957 cuando el animal hizo un largo viaje a bordo del Spoutnik II, convirtiéndose en el primer animal en llegar al espacio, ¡y en la primera astronauta de la historia!

Pero, ¿quién es y qué fue del primer perro en ir al espacio?

El primer perro en ir al espacio

El primer perro en ir al espacio era un cruce hembra entre un husky y un terrier que fue encontrada vagando por las calles de Moscú. 

En vídeo:

Pesaba solo 6 kilos y tenía un carácter obediente y abierto que la convertía en la candidata perfecta para entrar en el programa espacial.

Durante su entrenamiento, se acostumbró a estar en espacios cada vez más pequeños, que simulasen el interior de la futura nave espacial. 

Estuvo sometida a un entrenamiento muy intenso hasta que llegó la fecha de su partida al espacio, de donde, desgraciadamente, nunca volvió. 

¿Cómo se llama el primer perro que fue al espacio?

El primer perro que fue al espacio se llamaba Laika. Esta perra se convirtió en el primer ser vivo en orbitar la Tierra, marcando un hito en la historia de la exploración espacial.

Hündin Laika als erster Hund im Weltall
Laika, el primer perro en ir al espacio. © Shutterstock

¿Cómo murió Laika? 

Durante mucho tiempo no se supo qué le había sucedido al primer perro en ir al espacio, pero hoy podemos decir que falleció el primer día de su viaje, y que en ningún momento estuvo previsto que volviese a la Tierra. 

Equipada con un traje de astronauta, estaba muy asustada al principio de su viaje, según los datos que captaron los sensores a los que estaba conectada. Y, aunque posteriormente logró calmarse, la temperatura de la cápsula espacial no tardó en subir hasta alcanzar los 41 grados. 

El calor, la presión y el estrés fueron la combinación letal para Laika, que murió solo 7 horas después del lanzamiento. 

Aun así, los responsables del proyecto dejaron el cuerpo del animal durante 162 días más en el espacio, antes de que se quemase en la atmósfera, tiempo durante el que mintieron sobre el estado de salud de la perra. 

El monumento a Laika la perra astronauta
El monumento dedicado a Laika, el primer perro en ir al espacio. © Shutterstock y National Air and Space Museum.

Para evitar el sufrimiento innecesario de Laika, los soviéticos tenían previsto practicarle una eutanasia, alimentándola con comida envenenada antes de que atravesase la atmósfera, algo que no llegó a ser necesario. 

Un monumento de Laïka y una canción 

Ya se había convertido en todo un mito, pero no fue hasta el año 2002 cuando salió a la luz su verdadera historia. 

Algunos de los científicos presentes en la misión, mostraron entonces su arrepentimiento por como sucedieron las cosas y el daño que sufrió el animal.

Debido a todo ello, desde 1964 la perrita figura en el Monumento de los Conquistadores del Espacio en Moscú, y en 2008 una estatua exclusivamente dedicada a ella se instaló en la capital rusa. 

En España, por su parte, fue homenajeada con una canción del mítico grupo Mecano

Otros perros astronautas 

Aunque Laïka es más conocida por ser el primer perro en ir al espacio, no es la única perra que ha viajado a lo más alto. 

Después del fracaso de esta misión, Belka y Strelka fueron los primeros perros en sobrevivir a un viaje al espacio en 1961. 

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