Crosby es un perrito de raza akita que vive cómodamente con George Miller.
Comportamiento inusual
Todo comenzó hace tres años, cuando Crosby desarrolló un extraño hábito: sentarse frente a una pared y ladrar incansablemente.
De acuerdo con su cuidador, esto nunca había ocurrido y era cada vez más frecuente. Los ladridos de Crosby parecían detenerse cuando el hombre se acercaba, pero por más que George inspeccionara la pared, no encontraba nada fuera de lo normal.
Preocupado por el inusual comportamiento de su perro, George decidió colocar una cámara fija esperando que el dispositivo captase aquello que tenía cautivado a su perro. Sin embargo, al revisar las grabaciones, no había indicios de algo extraño.
Lo más curioso del asunto era que Crosby parecía más calmado y hasta feliz cuando Miller se acercaba a la pared.
El hallazgo
Preocupado por la situación, George tomó una decisión un tanto drástica y empezó a picar la pared que Crosby resguardaba.
Sin duda, abrir la pared fue una decisión muy acertada, pues lo que George encontró le cambiaría la vida a ambos.
Al parecer, los incesables ladridos de Crosby eran para que su tutor ayudara a este felino.
Sigue siendo un misterio cómo llegó un gatito a la pared de la casa. Probablemente, tratando de refugiarse del frío, entró por debajo de la casa y siguió caminando hasta encontrar un escondite, donde finalmente quedó atrapado.
Para George, adoptar a este gatito fue algo bastante obvio. Ahora, el nombre del minino es Mister Jingles y se lleva muy bien con Crosby.