La tranquilidad se le acabó de golpe al hombre cuando el pasado 29 de julio se topó con el transportín metálico en medio de la campiña de Frankby, Wirral (Inglaterra).
Dentro del transportín, un joven staffordshire bull terrier esperaba ansioso y completamente indefenso. Pero lo que encontró junto a la caja hizo la situación aún más desgarradora: una carta de abandono.
Abandonado solo en el campo
La nota revelaba un verdadero drama: al animal, de nombre Spud, se le definía como "profundamente cariñoso", pero, según el autor del escrito, no habían podido adiestrarlo.
Durante semanas se intentó encontrarle un nuevo hogar, sin éxito. La carta terminaba con unas desgarradoras palabras: "Siento mucho haber tenido que recurrir a esto."
El sufrimiento silencioso de Spud
Enseguida, Spud fue trasladado a una clínica veterinaria cercana, donde los médicos descubrieron unas uñas tan largas que ya se le habían clavado en las almohadillas. Además, tenía zonas calvas y estaba notablemente demacrado.
Debido a su estado de salud, contactaron con la organización inglesa de protección animal RSPCA. La oficial de protección animal, Lucy Welch, lo trasladó al Greater Manchester Animal Hospital de la organización. Lo que experimentó allí el animal la conmovió hasta las lágrimas.

"Todo lo que quería eran abrazos"
"Spud es un perro maravilloso con un carácter dulce", relata emocionada la rescatista, Lucy Welch. "Todo lo que quería era sentarse en mi regazo y que lo acariciase. Fue muy educado con los otros perros y caminó muy bien con la correa cuando lo llevé a mi furgoneta."
Welch explicó: "Las uñas excesivamente largas demuestran que apenas hacía ejercicio. El dolor debió de ser considerable. Saber que fue abandonado así es simplemente desgarrador."

Esperanza de una nueva vida
Hoy, el staffordshire bull terrier, de unos 4 o 5 años, vive con una asistente veterinaria que lo ha acogido temporalmente.
El perro solo necesitaba a alguien que supiera cómo tratarlo. Esta historia nos recuerda que rendirse nunca es la solución. En cambio, buscar ayuda y tener al paciencia necesaria para su educación puede ser el primer paso hacia una convivencia feliz.