Las apariencias engañan
En la primavera de 2018, un hombre apareció por la Comisaría de Policía de Bartlett, en el estado de Illinois, Estados Unidos. El individuo se presentó ante los policías con la intención de ayudar a un animal que había encontrado.
"Dijo que vio un perro vagando por la carretera mientras conducía", explicó el sargento Kyle Rybasky a la redacción de The Dodo; y continuó: "Lo subió a su coche y nos lo trajo para que nosotros lo trasladáramos a un refugio de la zona".
Esa era la idea. Sin embargo, cuando Rybaski y sus compañeros observaron al animal se dieron cuenta de que el hombre había cometido un tremendo error. El cachorro, que a primera vista parecía un perrito normal, presentaba unas patas y unas uñas anormalmente grandes para un cachorro.
Un perro que no era un perro
Los policía decidieron echar mano de Internet para buscar fotografías de cachorros de animales salvajes de la zona. Cuando vieron las fotos de los bebés coyotes ataron hilos. Efectivamente el cachorrito que el hombre trajo a la comisaría no era un cachorro de perro, si no de coyote.
Rybasky y su equipo tomaron la decisión de trasladar al bebé en un centro especializado, el Willowbrook Wildlife Center. Allí tenían los conocimientos necesarios para ocuparse a la perfección del animal.
El coyote era demasiado joven para sobrevivir sin una madre. En cuanto fuera autosuficiente, los cuidadores del centro de rescate lo devolverían a su hábitat natural.
La moraleja de esta historia es que, aunque la intención sea lo más noble posible, hay que estar muy seguros antes de sacar a un animal de su hábitat. Si se cree que la madre ha fallecido o ha dejado de lado a sus cachorros, hay que recurrir al consejo de un profesional.