Sus dueños de Lola nunca soltaban su cadena, por lo que la perra no veía la luz del sol y dormía sobre el suelo. Cuando una mujer finalmente se dio cuenta de lo que pasaba, notificó la situación de maltrato a AMA Animal Rescue.
Por fortuna, el equipo de rescate pudo convencer al dueño de Lola para que se la entregara. Sus salvadores esperaban algo de miedo e incluso agresividad, pues la perra jamás salía de casa, pero ocurrió todo lo contrario.
Lo primero que hicieron fue llevar a Lola al veterinario, posiblemente por primera vez en su vida, donde le quitaron un par de tumores.
Después, fue puesta en adopción temporal y, en las siguientes siete semanas, encontró rápidamente un nuevo hogar en la residencia de Charlène von Saher, en Manhattan.
Una perrita dormilona
“Se dio cuenta rápidamente dónde estaban sus camas, y qué superficies eran más suaves y cómodas para ella”, declaró von Saher. De hecho, no se conformó con una sola cama.
Tras haber dormido sobre el duro suelo por tantos años, Lola decidió ponerse "exquisita" a la hora de dormir. Como muchos otros perritos, el animal optó por el sofá y la cama de von Saher, aunque también encuentra tiempo para relajarse en las sillas del patio.
Pero eso no es todo. Al ver tantas cosas nuevas por primera vez, la perra decidió aventurarse en el mundo del diseño de interiores. "Lola tomó una almohada de mi cama y la llevó a la suya", relató von Saher.
"Cuando llegué a casa, su cabeza estaba sobre la almohada. Es decir, se hizo una cama con mi almohada. Fue como el cuento de la princesa y el guisante, donde la princesa ama acostarse sobre varios cojines", añadía la adoptante.
Lola suele dormir en cualquiera de las dos camas, pero a veces la creatividad la invade. "Salí de casa un minuto, y cuando regresé, Lola había movido la cama pequeña encima de la grande y se montó en la nueva estructura", relató von Saher. "Fue muy gracioso. No podía creerlo cuando entré por la puerta".
Lola lleva su nueva vida con mucha naturalidad y von Saher está contenta de ver que su perrita está feliz, así que la consiente todo lo que puede.
Al ver lo relajada que la perra puede llegar a estar, von Saher ha aprendido a tomarse con un poco más de calma su ocupado estilo de vida de Manhattan: "La adoro con todo mi corazón", confiesa von Saher. "Le ha dado una nueva dimensión a mi vida".