Puede parecer sorprendente, pero no es raro que los perros coman todo lo que encuentran en su camino, incluido insectos, caracoles o babosas.
Los animales jóvenes, más juguetones y curiosos, pueden ser especialmente propensos a esta práctica. ¿Cuáles son los riesgos de los caracoles crudos y cocinados? ¿Qué pasa si mi perro se come un caracol?
¿Los perros pueden comer caracoles crudos?
No, los caracoles crudos (y también las babosas) pueden ser peligrosos para los perros, ya que pueden estar infectados con parásitos.
Estos parásitos pueden causar problemas respiratorios, neurológicos e incluso la muerte si no se tratan.
¿Qué pasa si mi perro se come un caracol?
Cuando un perro se come un caracol, puede verse expuesto a ciertos problemas de salud: uno relacionado con la concha del caracol y otra con el propio del molusco.
Problemas digestivos relacionados con la ingestión de caracoles
Aunque los caracoles cocinados pueden ser comestibles, su concha, aunque bastante fina, no es especialmente digerible.
Sin embargo, estos trastornos digestivos, generalmente leves, son solo la parte visible del problema. Un perro que come caracoles cuando sale de casa se arriesga a contraer una enfermedad parasitaria potencialmente grave: la angiostrongilosis canina, causada por el gusano pulmonar.
Gusanos pulmonares en perros que comen caracoles
Los caracoles, y también las babosas, pueden albergar larvas de un gusano llamado Angiostrongylus vasorum. Todos los perros con acceso al exterior están expuestos a este parásito.
Cuando el perro ingiere uno de estos moluscos infectados, las larvas pueden penetrar en su organismo y se transforman en gusanos adultos que se instalan en el corazón y la arteria pulmonar.
Los síntomas incluyen:
- Tos crónica.
- Fatiga.
- Dificultad respiratoria.
- Problemas de coagulación.
- Pérdida de peso.
- En casos menos frecuentes, pueden presentarse infecciones renales, neurológicas u oculares debido a la migración de larvas a estos órganos. Sin tratamiento, la enfermedad puede ser mortal.
El diagnóstico se realiza mediante imágenes (radiografías, ecografías), detección de larvas en las heces (coproscopia), en los bronquios (lavado broncoalveolar con anestesia), o a través de un análisis de sangre.

Angiostrongilosis canina: tratamiento
El tratamiento antiparasitario debe ser administrado por un veterinario e incluye diversos desparasitantes. En caso de infecciones secundarias, se recurre a antibióticos.
También puede ser necesario un tratamiento cardíaco según la localización de los gusanos. Una vez diagnosticada y tratada adecuadamente, el pronóstico suele ser favorable. La prevención consiste en evitar que el perro consuma caracoles o babosas.
Perros y caracoles: cómo evitar la intoxicación
Para prevenir la intoxicación por caracoles en perros y las infecciones parasitarias, es fundamental actuar en dos frentes: controlar la presencia de caracoles en su entorno y enseñarle a no ingerirlos.
Eliminar los caracoles del entorno del perro
Los productos utilizados para eliminar caracoles y babosas, como los cebos granulados, pueden ser altamente tóxicos para los perros si los ingieren accidentalmente.
Sustancias como el metaldehído y el metiocarb actúan sobre el sistema nervioso y pueden causar síntomas graves pocas horas después de la exposición:
- Vómitos.
- Diarrea.
- Temblores.
- Convulsiones.
- Hipersalivación.
- Dificultad para respirar.
- Fiebre.
- Descoordinación o parálisis.
Aunque el fosfato férrico se considera más seguro, tampoco está exento de riesgo. Ante la sospecha de intoxicación, es fundamental acudir de inmediato al veterinario, ya que el tratamiento temprano es clave para evitar consecuencias fatales.
Una forma sencilla de reducir la presencia de caracoles y babosas es colocar recipientes con cerveza, que los atrae por su olor y provoca que se ahoguen. No obstante, este método debe aplicarse con cuidado, ya que el alcohol también es tóxico para los perros.
Otra alternativa es criar gallinas, grandes consumidoras de estos moluscos, siempre que el perro esté habituado a convivir con ellas sin problemas.
La recolección manual resulta especialmente eficaz en jardines pequeños, lo que permite llevarlos a otro lugar sin necesidad de acabar con su vida. Un truco práctico consiste en colocar tablones de madera sobre el suelo: estos animales se refugian debajo durante el día, lo que facilita su captura.
Mi perro come caracoles: cómo evitarlo
Para evitar que tu perro coma caracoles, puedes seguir los siguientes pasos:
Supervisa sus paseos.
Entrena órdenes básicas como "no" para que suelte el caracol si lo encuentra.
Mantén el jardín limpio, recolectando caracoles manualmente o con métodos más seguros.
Evita el uso de cebos tóxicos que puedan causar intoxicación si tu perro los consume.
Ofrece juguetes y actividades que distraigan su atención de insectos, heces, pájaros muertos y otros animales potencialmente tóxicos.
¿Los perros pueden comer caracoles cocinados?
Si el caracol está cocido, sin caparazón y sin condimentos, en pequeñas cantidades no suele representar un riesgo grave para el perro.

Aunque cocinar los caracoles elimina la mayoría de los parásitos y bacterias, no es recomendable darles caracoles cocinados a los perros, ya que no aportan beneficios nutricionales importantes para ellos.
¿Los perros pueden comer caracoles en caldo?
No, los caracoles en caldo no son seguros para los perros, principalmente porque suelen prepararse con ingredientes tóxicos para ellos, como el ajo, cebolla, pimienta, sal y guindilla.

Estos condimentos pueden causar intoxicaciones o malestar digestivo, por lo que nunca deben formar parte de la dieta del animal.
¿Los perros pueden comer caracoles picantes?
No, los caracoles picantes son perjudiciales para los perros.

Los ingredientes picantes como la guindilla o cualquier especia irritante pueden causar problemas digestivos, dolor y molestia. Es mejor evitar ofrecerles cualquier comida picante o condimentada.