Nos encanta compartir la vida con ellos, queremos su bienestar y, lo habitual es, que en alguna ocasión a lo largo de su vida, nuestro perro necesite tratamientos a base de antibióticos.
Ante una infección de cualquier tipo, es probable que tu perro necesite un antibiótico. Si vamos a una farmacia a adquirirlo, lo normal es que no nos lo den, ya que necesitamos una receta expedida por un profesional veterinario. Te explicamos las razones:
¿Por qué necesito receta para cualquier antibiótico?
El perro debe ser valorado por un veterinario. Podemos pensar que tiene una infección, pero, al no ser profesionales, lo podemos confundir con otro problema como el dolor.
Cada antibiótico tiene una aplicación diferente: no se utiliza el mismo antibiótico para una infección en la piel, en intestino, o en la boca. Debemos tener en cuenta el estado del paciente: inmunosuprimido, con otras enfermedades diagnosticadas,etc.
Si fueran fáciles de conseguir, se medicaría a muchos perros con antibiótico sin que lo necesiten. Un abuso puede provocar que las bacterias se hagan resistentes.
Debemos tener en cuenta las contraindicaciones. Hay antibióticos que no se pueden utilizar, por ejemplo, si es una perra gestante, si está tomando otra medicación a la vez,etc.
Sobredosis de antibióticos
Si le das medicamentos a tu perro sin receta, controlar la cantidad será mucho más complicado. Una sobredosis de antibiótico conlleva, entre otras cosas bastantes peligrosas:
- Más efectos secundarios.
- Resistencia de bacterias.
Posibles efectos secundarios de los antibióticos 🩺
El veterinario, elegirá el antibiótico que mejor se adapte a la infección y a las características de nuestra mascota. Los más frecuentes son:
- Los problemas gastrointestinales son uno de los efectos secundarios más frecuentes. Puede provocar vómitos, diarrea y falta de apetito.
- Muerte flora intestinal. El antibiótico mata bacterias buenas y malas, así que puede hacer que nuestro perro se quede sin bacterias buenas en el intestino.
- Apatía o desánimo.
- Hiperexcitabilidad. Lo contrario al anterior. Puede hacer que aumente la frecuencia cardíaca y en caso de no tolerarlo bien, pueden aparecer manchas en la piel y urticaria.
- Aparición de otras infecciones debido a la bajada de defensas o inmunosupresión.
Antibióticos para tratar la infección en los perros
Los antibióticos de uso más utilizados son:
- Amoxicilina: eficaz frente a muchos tipos de bacterias. Es el antibiótico más utilizado. Se suele recetar en casos de infecciones de piel, abscesos o acumulación de pus, infecciones genitourinarias y después de cirugías.
- Cefalexina: Muy utilizada en problemas de piel (ciprofloxacino…) y urinarios (enrofloxacina).
- Tetraciclinas. La más utilizada es la doxiciclina. Se receta en casos de enfermedades respiratorias y enfermedades producidas por picadura de garrapata (ehrlichiosis, enfermedad de Lyme,etc).
💊 Amoxicilina, ¿qué dosis dar a mi perro?
Según el origen de la infección, la gravedad de la misma y el estado general del perro, el médico veterinario, elegirá la dosis. En rangos generales suele ser de 12 a 30 mg/kg de peso cada 8- 24 horas.
Hay diferentes formas de presentación del medicamento:
- Comprimidos: son las típicas pastillas. En veterinaria, hay diferentes presentaciones para que sea más cómodo dar la dosis correcta. No es lo mismo tratar un perro de 1 kg que uno de 50 kg.
- Jarabe o suspensión oral. Útil en perros muy pequeños o que toleran mal los comprimidos.
- Inyectable. El más utilizado en la clínica y con el que se suele comenzar el tratamiento. Hay muchas marcas: Clavamox, synulox… Según la presentación puede tener efecto 24 o 48 horas.
- Pomada o crema. Más fácil de aplicar y menos efectos secundarios. Indicada en casos leves o localizados en la piel.
Antibióticos naturales para perros
En los últimos años se ha extendido mucho su uso debido a que tienen menos efectos secundarios y a que los antibióticos habituales han creado resistencias.
En ningún caso conviene sustituir la pauta dada por un profesional por remedios naturales. Se pueden utilizar como complemento al tratamiento pautado o solos en caso de infección leve y localizada. Los más comunes son:
- Aceites esenciales (árbol de té).
- Miel.
- Ajo.
- Probióticos.