1. Cambios de comportamiento
Nadie conoce la personalidad de tu perro mejor que tú. Mantente alerta a señales de rechazo hacia su familia, al ir a dormir o, por el contrario, un comportamiento demasiado dependiente. Los perros que no se sienten bien tienden a rechazar paseos o momentos de diversión y pueden incuso llegar a volverse irritables o agresivos con los miembros de la familia y otras mascotas.
2. Malestar digestivo
Síntomas como vomitar, diarrea, estreñimiento y pérdida de apetito son señales claras de que tu perro no se siente bien, pero existen otros trastornos digestivos que pueden ser aún más sutiles como heces con sangre que puede ser fresca y roja, o vieja y negra. Un abdomen adolorido, hinchado o tenso también puede representar complicaciones. Un “hinchamiento” peligroso se puede manifestar como arcadas, intranquilidad, baba y distensión abdominal. Toma estos síntomas con mucha seriedad y busca un veterinario inmediatamente.
3. Problemas respiratorios
¿Tu perro está roncando más de lo normal? ¿Tiene tos o presenta secreciones nasales con moco o sangre? Todos estos síntomas respiratorios pueden indicar una infección o algo más grave. Tanto resoplidos como respiración silbante y desmayos son indicios que deben ser tomados con seriedad, especialmente en perros con sobrepeso y con hocicos cortos como los pugs, pequineses y bulldogs.
4. Problemas de eliminación
Los perros entrenados que orinan y defecan dentro de la casa repentinamente pueden sufrir una enfermedad subyacente. Los perros deben ser vigilados durante los momentos que "van al baño", especialmente si son mayores, para detectar dificultad al orinar o defecar o cambios en la cantidad de desecho. La orina excesiva puede indicar problemas en los riñones. El color y la consistencia del desecho también puede advertir una enfermedad. Por ejemplo, heces dispersas u orina oscura y con sangre pueden ser señales de algo serio.
5. Apariencia externa
Los cambios en la piel pueden indicar enfermedades de cuidado, como problemas con la tiroides, diabetes o cáncer. Situaciones como piel reseca y escamosa, pérdida de pelo, picazón persistente, erupciones y bultos o chichones nuevos siempre deben ser revisadas por un veterinario, además de vigilar atentamente por cambios futuros.
6. Síntomas neurológicos
Estos síntomas son intimidantes de presenciar y deben ser tomados con seriedad. Convulsiones, perdida de consciencia, desorientación, debilidad en las extremidades, tropezarse a menudo, caminar en círculos y espasmos pueden indicar un serio problema neurológico. Ladear la cabeza de un lado a otro puede esconder algo tan sencillo como una infección en el oído o algo más severo.
7. Dolor
Todos los perros presentan molestias y dolores en algún momento, pero los dolores persistentes pueden avisar un mal mayor. Intenta detectar rigidez o cojera en las extremidades, resistencia a caminar y saltar, inflamación cerca de los huesos o en las articulaciones, dificultad para masticar, si cuida celosamente una parte específica de su cuerpo e inclusive agitación o agresividad cuando lo tocan.
8. Fiebre
Los perros tienen una temperatura corporal naturalmente mayor que la de los humanos, pero muchas personas confunden esto con fiebre. El dicho que dice que si un perro tiene la nariz caliente es porque tiene fiebre es un mito. La única manera de saber si un perro tiene fiebre es tomándole la temperatura. La temperatura normal está entre 37,5°C y 39°C, pero puede variar un poco. Una temperatura de 39,5 °C o mayor, acompañada de otros síntomas de enfermedad significa que es tiempo de visitar al veterinario.
Las pautas que acabamos de darte son solamente a modo de consejo, aunque pueden llegar a ser muy valiosas porque gracias a ellas podremos atacar una enfermedad seria en nuestro perro y ponerle remedio cuanto antes. Por lo tanto, no dudes en llevar a tu can al doctor si notas alguno de los síntomas que acabamos de explicarte.