Displasia de cadera en gatos
Como ya hemos comentado, la displasia de cadera se trata de una afección ósea que dificulta la movilidad y produce mucho dolor. El gran problema de esta patología es que se trata de un proceso crónico, degenerativo e irreversible, donde podemos ayudar a frenar su desarrollo, pero jamás resolverá totalmente.
La displasia de cadera suele darse en gatos adultos, a partir de los 5-7 años, aunque también hay casos de displasia en gatos jóvenes. Esta patología ósea se debe incluir entre las 7 enfermedades que tu gato mayor podría padecer y que debes conocer. Existen algunas razas más predispuestas a sufrirla. Normalmente, son razas de gatos grandes de rápido crecimiento como el Maine Coon o el Bosque de Noruega. Algunos estudios han demostrado que las hembras de raza Maine Coon son las más afectadas por este problema.
Las causas o factores que predisponen a la displasia de cadera en gatos son tres, principalmente:
-
Patología congénita y hereditaria. Existen ciertos genes asociados a la displasia de cadera, que se transmiten de padres a hijos.
-
Obesidad. El sobrepeso no solo agrava la enfermedad cuando ya está instaurada, sino que pone en riesgo de que aparezca debido a la sobrecarga y esfuerzo en la articulación. Si tu gato sufre de obesidad, echa un vistazo al artículo: Poner a dieta a un gato: cómo conseguirlo con éxito.
-
Ejercicio excesivo. Si durante la época de desarrollo/juventud, el gato tiende a saltar grandes alturas o realiza otros ejercicios de impacto, puede tener consecuencias en un futuro en la edad adulta.
Síntomas de displasia de cadera en gatos
En los gatos puede ser difícil detectar la displasia de cadera, ya que ellos mismos suelen decidir su rutina diaria. Los primeros síntomas en el gato son sutiles, pero podemos sospechar la displasia de cadera si observamos:
-
Inactividad. El gato suele descansar y permanecer tumbado más de lo habitual.
-
Evita los lugares altos. Como tiene dolor, evitará saltar a los lugares más elevados, que antes sí solía frecuentar.
-
Muestra dolor. Puede que incluso vocalice manifestando dolor. Maullará desesperadamente o cuando realice algún movimiento molesto para él.
-
Cambios de carácter. Al sentirse incómodo, puede reaccionar de forma arisca y buscar la soledad. También puede ocurrir que os encontréis en una sesión de mimos donde estés acariciándolo tranquilamente y, de repente, cambie el carácter y se enfade si tocas la zona en la que siente dolor.
-
Cojera. Una forma bastante clara de manifestar la displasia de cadera, es la cojera en el tercio posterior.
-
Rigidez corporal. Si la displasia lleva mantenida durante mucho tiempo, el gato tenderá a compensar este dolor caminando de forma anormal, realizando mucho esfuerzo en las extremidades delanteras y espalda. Esto dará lugar a contracturas, sobrecarga muscular, rigidez y disminución de la movilidad.
Estos son algunos síntomas que pueden indicar displasia de cadera en gatos, no obstante, es importante destacar la importancia del papel veterinario para confirmar la presencia de patología.
Tratamiento de la displasia de cadera en gatos: Quirúrgico vs no quirúrgico
En cuanto al tratamiento, la mejor opción es acudir a los profesionales veterinarios para que valoren la situación y establezcan qué es lo mejor para el animal.
-
Actualmente, existen técnicas quirúrgicas como la osteotomía de la cabeza del fémur o la colocación de una prótesis de cadera (entre muchas otras), que se realizan en animales jóvenes o de pequeño tamaño, normalmente. Son cirugías complicadas, costosas y que precisan de un tiempo de recuperación prolongado.
-
La otra forma de tratamiento es la no quirúrgica que incluye un plan terapéutico con medicación y ejercicio físico controlado. Se pauta medicación para controlar el dolor como antiinflamatorios (AINE’s), además de suplementos que ayuden a mantener la salud del cartílago y ralentizar la enfermedad, como pueden ser los condroprotectores. En cuanto al ejercicio físico controlado, nos referimos a la fisioterapia y rehabilitación, lo que ayudará a controlar el dolor del animal.Además, este tratamiento también es fundamental tras la operación, ya que ayuda a que tu gato tenga una mejor recuperación.
En conclusión, la displasia de cadera en gatos se trata de un proceso crónico de desgaste óseo, degenerativo e irreversible, pero en el que podemos poner nuestro granito de arena para que el proceso sea mucho más fácil y menos doloroso. Debemos primar la comodidad de nuestro amigo y velar por su bienestar. Por lo que la mejor forma de ayudarlo será a partir del asesoramiento veterinario y el tratamiento adecuado para su situación.