¿Por qué son tan sensibles a los ruidos?
Y es que en realidad a los gatos les pueden molestar muchos tipos de sonidos. Todos ellos pueden servirles para oír posibles peligros que los acechan. Es algo normal, al fin y al cabo son supervivientes natos.
Las orejas de un gato ayudan al animal a orientarse rápidamente ante la aparición de un sonido. Aunque la primera reacción será de huida, lo más probable es que sientan curiosidad (desde una distancia segura) por la fuente del ruido.
Probablemente la respuesta de porque son tan especiales se encuentra en una explicación sobre la evolución del gato.
También es cierto que algunos gatos tendrán manías concretas de sonidos, que podrán haber heredado de sus padres o por traumas anteriores. Sin embargo, hablaremos de un caso general, de los miedos a ruidos que tienen la mayoría de los gatos.
Ruidos molestos para gatos
Conocer estos sonidos nos ayudará a mejorar la calidad de vida de nuestros gatos, ya que estamos constantemente causándole estrés a nuestras mascotas de forma no intencional y conocer cosas como esta pueden ser muy útiles. El gato vivirá con menos fuentes de estrés.
Si conocemos los sonidos que lo molestan, podremos hacer que cesen o alejaremos al gato de las fuentes de sonido de la casa que lo pueden asustar y despertarlo de golpe de una de sus infinitas siestas.
Así que, sin más preámbulos, hablaremos sobre los distintos tipos de sonidos que pueden molestar a tu minino.
1. Sonido tipo “bufido”
Como muchos dueños de gatos sabemos, ellos hacen un sonido de “bufido” cuando se sienten amenazados. Por lo que para un gato oír este tipo de sonido significa un peligro inminente.
Si tu gato oye algún sonido que le recuerda a un bufido (que sería el equivalente a un grito de pelea para nosotros) se esperará que otro gato esté presente y haya realizado este sonido. Bien por miedo a algo externo o bien porque tiene la intención de atacar a tu gatito.
Es por eso que un gato que esté durmiendo pegará un salto si realizas cualquier tipo de sonido que se parezca.
¿Que qué cosas pueden parecerse al sonido de bufido? Todo aquello que tenga más o menos un aspecto auditivo parecido:
- El sonido de una bolsa de plástico arrugándose.
- Los sonidos que salen de una chaqueta de poliéster al refregarse.
- Cualquier spray (si, aunque sea un ambientador),
- Algunos de nuestros silbidos.
2. Ruidos de alta frecuencia
Los gatos tienen una capacidad auditiva mucho mayor que la nuestra. Y es que pueden detectar pequeños detalles que para nosotros son imposibles de escuchar.
Gran parte de esto se puede apreciar en los aparatos electrónicos. Cuando encendemos el ordenador o una televisión podemos asustar a nuestro gato con los pequeños sonidos de alta frecuencia que estos pueden emitir. Fíjate en qué hace tu gato la próxima vez.
Una recomendación para asustarlos menos a menudo es obviamente bajar el volumen de nuestros aparatos. Tampoco le gustaría a otro ser humano oír nuestras películas a todo volumen si intenta dormir.
3. Sonidos fuertes y repentinos
Es muy evidente que un ruido fuerte le molestaría a cualquiera. Tal y como hablábamos anteriormente de alguien que intenta hacer la siesta.
Sin embargo, los gatos tienen la particularidad de que se asustan especialmente más cuando el ruido aparece de forma repentina. Sin que lo puedan oír venir. Para entenderlo mejor te pondré en una situación que influye a el porqué se asustan tanto… por ejemplo, ante el sonido de un timbre:
En vez de empezar siendo un ruido bajo, que pueden detectar desde lejos, a tiempo para salir huyendo… de alguna forma lo que genera el ruido ha conseguido pasar desapercibido y se puede plantar enfrente de ellos haciendo un gran estruendo.
El propio instinto de supervivencia activa su sistema simpático y los hace corretear como locos buscando una salida.
Pero atención: estos sonidos bruscos también los podemos realizar nosotros. Y de hecho lo hacemos pensando que son lo mejor para él: cuando queremos educar a un gato nos pensamos que se puede hacer siendo bruscos y toscos con él. Damos palmadas o lo asustamos con un “no” rotundo cuando hace algo que no nos gusta y esperamos de lo deje de hacer para siempre.
Lo único que conseguimos es asustar al gato. Tal vez deje de hacer la conducta pero le estaremos haciendo pasar un mal rato cuando en realidad lo más lógico sería evitar el estrés en el gato y educarlo de una forma positiva.