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El perrito al que pegaban en Granada y ahora es el rey del sofá: los 800 kms que salvaron su vida

Por Rocío R. Gavira Periodista

Publicado el

El perrito callejero necesitaba una mano amiga y solo le daban palos. Una publicación en Instagram hizo posible que su vida cambiara radicalmente.

Un perrito sin nombre, al que le dan voces y hasta le pegan palos. Un perrito que solo busca un trozo de pan, una mano amiga que le ayude. Y solo recibe patadas. Era la mala vida que sufría este perro en La Peza, en Granada. 

"Él iba pidiendo caricias y todo el mundo le echaba para atrás. La gente le pegaba porque levantaba la pata, como cualquier perro, y hacía pipí en sus paredes", cuenta Pepa Tenorio en declaraciones a Wamiz España.

Trébol, el perrito con suerte 

Publicó el caso del perro en su Instagram y rápidamente recibió cientos de mensajes. "Al ser el perro pequeño, muchos lo querían para su niño, para el cortijo… pero no me convencían. Hasta que apareció esta chica de Barcelona", quien le puso de nombre Trébol. 

Y al perrito comenzó a sonreírle la buena suerte, como el amuleto que lleva por nombre. "Yo seguía a Pepa mucho antes de que se hiciera viral su vídeo del perro que recuperó a su familia años después", historia que contamos en Wamiz

Iris Goñalons, la mamá de Trébol, no tardó ni dos minutos en escribirle a Pepa. "Pensé que ni vería el mensaje de tantos seguidores que tiene, pero me contestó al momento". Y Pepa tuvo una buena corazonada: "No me frenó que esté lejos y menos siendo una buena familia".

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Trébol durante su viaje a Barcelona. ©Foto cedida por Iris

De Granada a Barcelona, más de 800 kms de carretera

Pepa, su pareja Antonio e Iris se pusieron manos a la obra para que Trébol llegara a Barcelona. Lo primero era sacar al perro de la calle. Una buena mujer se ofreció a acogerlo y lo tuvo unos días. Luego, se quedaría en la clínica veterinaria La Flamenca hasta el día su viaje. 

"Trébol salió de Granada el día 20 de enero muy temprano con Maite, que hace transporte solidario. Se encargó en todo momento de decirme que Trébol se encontraba bien. Con miedo, pero bien", recuerda Iris a Wamiz. 

La joven de 24 años tiene grabado a fuego cuando le vio por primera vez. "Fuimos a buscarlo con su hermanito Camilo –el otro perro de Iris –. Al abrir la furgoneta y salir Trébol, no pude evitar emocionarme. Era una bolita rubia regordeta".

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Ahora Trébol es el rey de la cama. ©Iris Goñalons

Días difíciles de adaptación

Después de más de 800 kilómetros de carretera, por fin Trébol estaba en su nuevo hogar. "Los primeros días fueron bastantes difíciles. Trébol no quería comer, no sabía andar con correa, tenía miedo a las manos… Y a pesar de ello, se fue adaptando".

Poco a poco, el perro aprendió a caminar con su correa, comía solo y hasta se convirtió en el rey de la cama y del sofá. Además, con su hermanito "Camilo se lleva muy bien; donde va uno va a el otro".

Trébol sigue teniendo miedo si alguien alza la voz o levanta la mano.

Eso sí, hay cierto conflicto por la comida. "Trébol es muy posesivo, habrá pasado mucha hambre mientras vivía en la calle", cree Iris. Fuera de eso es un glotón, tanto que uno de sus apodos es Salchicheta.

En su primer mes bajo techo, evolucionó mucho. "Es tremendamente cariñoso y juguetón y también un poco trasto, todo lo quiere morder", confiesa Iris entre risas. 

Muerda o no las cosas, Iris tiene claro que Trébol llegó para salvarla a ella y hacerles una vida más bonita. "Volvería a repetir esta experiencia millones de veces"

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Trébol pasea junto a su hermano Camilo. ©Iris Goñalons
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