En Nomzamo, un barrio situado cerca de Ciudad del Cabo (Sudáfrica), los residuos se acumulan a lo largo de un canal transformado en vertedero a cielo abierto.
Allí fue donde una azafata, de vuelta del trabajo, vio una silueta moverse entre la basura. Al acercarse, se dio cuenta de que se trataba de un perro atrapado en el barro, incapaz de salir por sí solo.
Un perro en un río de basura
El animal era un perro grande de color marrón. El perro parecía haber pasado al menos 24 horas atrapado en el agua estancada y sucia.
Un rescate arriesgado en agua contaminada
A pesar del olor y la suciedad, el voluntario no dudó en entrar en el agua, hundiéndose hasta las rodillas. "Nunca se sabe cómo va a reaccionar un perro en este estado. Estaba aterrorizado, helado y en estado de shock", cuenta.
"En esta zona hay de todo: excrementos, residuos, agua sucia... todo lo que uno pueda imaginar se tira allí", confió al medio The Dodo.
Cuando Kyle se acercó, el perro primero le mostró los dientes, pero al cubrirle suavemente la cabeza con una toalla y tomarlo en sus brazos, todo cambió. "En cuanto lo abracé, se relajó.", recuerda el hombre.
Una vid nueva para Moose
Una vez sacado del agua, el perro fue llevado al refugio local, donde por fin pudo descansar, caliente y seguro.
Tras haber sido atendido para prevenir cualquier infección, Moose recuperó rápidamente la energía.
Aunque se mostró desconfiado al principio, poco a poco está empezando a confiar en los humanos y a apreciar su presencia.
En unos días, podrá unirse al patio del refugio y conocer a otros perros. Pronto estará listo para empezar una nueva vida, esta vez rodeado de afecto.