Yesenia dedica su vida a alimentar y albergar a los perros callejeros de Patillas, en Puerto Rico. Hace unas semanas, se sintió devastada cuando Chantal, una perra normalmente puntual y cariñosa con los voluntarios, desapareció de repente.
Con el paso de los días, su preocupación creció, si bien la respuesta llegó unos días después: Chantal regresó temblando y cubierta de pintura.
Un examen ocular posterior demostró que la perra no toleró bien el contacto de la pintura con la piel.
Una perra que necesita ayuda
La experiencia de un profesor de arte confirmó que ese tipo de pintura no era apta para el pelaje de los animales.
Tras un primer baño, los voluntarios le cortaron el pelo para eliminar la mayor cantidad de pintura posible, y le administraron antibióticos, cremas hidratantes y antihistamínicos para prevenir cualquier infección y aliviar el picor.
Un final feliz
Por suerte, un voluntario acogió a Chantal en su casa para ofrecerle un entorno seguro y cálido.
Poco a poco, la perra callejera recuperó su carácter alegre y cariñoso y su confianza, en parte gracias a la socialización con otros perros con los que empezó a jugar.
Recientemente, una familia de Pensilvania la adoptó.
Además, también van a adoptar un segundo perro procedente de Puerto Rico, lo que le asegurará a Chantal un compañero y la posibilidad de dejar atrás un pasado lleno de traumas.