El perro es un animal social: está acostumbrado a vivir en grupo, necesita contacto regularmente para sentirse bien.
Y tiene una forma de socializarse particular, pues está habituado a vivir cerca del ser humano después de milenios; también puede vivir igual de bien en un grupo con otros perros, un entorno en el que se adapta a la perfección.
Sabe, por tanto, adaptar una parte de su comportamiento para hacerse entender por los humanos que lo rodean. Pero, a veces, la transición puede parecer “brutal”.
¿Por qué mi perro salta sobre mí?
Los propietarios de los perros a menudo se sorprenden por la dependencia afectiva de su perro: “no me deja nunca tranquilo”, "me sigue incluso al baño", “me hace fiestas cuando he salido a sacar la basura durante tres minutos”.
En la práctica, el perro tiene tendencia a no gustarle la soledad.
Algunos de ellos no la soportan en absoluto, y es un aprendizaje que no es intuitivo.
Para esos perros, la soledad representa un momento de ansiedad, depresión o incluso de miedo o pánico.
Este tema es tan relevante que hasta los perros que están entrenados o acostumbrados a estar solos, por aprendizaje, esos momentos pueden no ser estimulantes para ellos.
El regreso de los humanos al hogar representan, por tanto, el instante en el que la emoción y la alegría se manifiestan en forma de avalancha.
A menudo, el perro busca con sus demostraciones de alegría, alcanzar tu cara para lamerte y es ahí donde te preguntarás, ¿cómo evitar que mi perro me salte encima? o también, ¿cómo hacer que un perro no salte a la gente?
En comunicación canina, este comportamiento, muy utilizado por los cachorros hacía la madre, se considera un ritual de apaciguamiento y marca una interacción muy positiva y cooperativa.
Se utiliza con frecuencia durante los conflictos, para disminuir la agresión y calmar al agresor.
Durante los momentos de "fiesta", es por tanto frecuente que el perro intente alcanzar tu cara y que para lograrlo salte sobre ti.
Tenderá a dejar de hacerlo a medida que tu desciendes para ponerte a su altura. En muchas situaciones, el perro trepa y salta alrededor pero sin alcanzarte, aunque te empuja mientras lo hace.
Le cuesta trabajo dosificar su reacción en relación con esta situación.
Además, la fiesta no está solamente relacionada, a veces, con tu vuelta a casa: basta que tu perro se cruce con un amigo durante vuestro paseo y que pueda expresar la misma efusión y alegría.
Cómo evitar que mi perro me salte encima
Si resulta que ese comportamiento es demasiado persistente, ¿cómo evitar que mi perro me salte encima?
Hay varias maneras de solucionar el problema:
Enseñarle a estar solo
Si tu perro no está acostumbrado a la soledad, vive esos momentos de manera negativa: estrés, ansiedad y miedo.
Hay que enseñarle, ayudarlo a que se habitúe progresivamente a estar solo.
Entonces, es muy importante satisfacer sus necesidades de actividad y de atención.
Un perro que no tiene cubiertas sus necesidades se llena de frustración: su reacción corre el riesgo de ser tan intensa, y no controlada, que necesita ejercitarse más o estar menos solo.
Educación
Otro punto importante al considerar cómo hacer que un perro no salte a la gente, es la educación.
Si tu perro no está educado, ten en cuenta que el aprendizaje puede ayudar en el ritual de la vuelta a casa: si el perro ha aprendido algunas órdenes sencillas (como “siéntate”), puedes canalizar la situación pidiéndole que obedezca a una orden y recompensarlo una vez que la ejecute.
La interacción sigue siendo positiva y le permite aprender a concentrarse en un momento de intensa emoción para él.
Dale la espalda
Una muy buena forma de hacer que el salto sea inútil es, simplemente, darle la espalda.
Evítalo sin gritar, hasta que muestre un comportamiento aceptable; en ese momento puedes acariciarlo.
Es una manera de reforzar: la idea es acariciarlo en el momento en el que sus patas vuelven al suelo, y darle la espalda cuando salta.
Esta es una respuesta eficaz ante el problema de cómo evitar que mi perro me salte encima.
¿Por qué mi perro es tan bruto cuando me hace fiestas?
Ahora que hemos comprendido el origen de esa emoción, ¿por qué unos perros tienen reacciones más intensas que otros hasta el punto de hacernos daño?
Para empezar, cada perro reacciona de forma diferente en función de su temperamento, de su anatomía, del contexto...
- Temperamento: hay perros más expresivos que otros. Su independencia y su capacidad de soportar la soledad hacen que tu llegada a casa sea más o menos “interesante” para él, y su reacción dependerá de ello.
- Anatomía: los perros pequeños, que tienen fama de gruñones, intentan, a menudo, alcanzarnos saltando, algo que supone menos esfuerzo para un perro grande. Sin embargo, que salte sobre nosotros un perro de 10 kilos es menos problemático que si lo hace uno de 60… Su físico juega en su comportamiento, que él utiliza para comunicarse con nosotros.
- Contexto y entorno: si el perro pasa mucho tiempo solo y si sus necesidades no están cubiertas de manera suficiente, o si no tiene forma de ocuparse correctamente a lo largo del día (y, en particular, cuando está solo), su reacción será seguramente más intensa.
La intensidad de sus “fiestas”, depende, de la “cantidad de frustración” que el perro puede acumular mientras te espera.