Sabrina, la bruja adolescente fue una serie de televisión que se emitió en los años 90 y se convirtió en un gran éxito. La trama se centra en Sabrina Spellman, una adolescente que descubre que es una bruja y que tiene habilidades mágicas.
La historia evoluciona a través de los retos de la vida diaria de Sabrina como una adolescente ordinaria y, al mismo tiempo, como una aprendiz de bruja. Sabrina vive con sus dos tías, Hilda y Zelda, que son brujas más experimentadas, y también tiene un gato negro como mascota.
La historia está basada en el cómic del mismo nombre publicado por Archie Comics en 1962.
El gato desempeña un papel diverso en la vida de Sabrina en la serie, aunque básicamente le ofrece orientación en cuestiones relacionadas con la brujería y su vida cotidiana. Pero, ¿cómo se llamaba el gato de Sabrina? ¿Lo recuerdas?
¿Cómo se llamaba el gato de Sabrina?
El gato de Sabrina se llama Salem, muy probablemente en referencia a la ciudad en Massachusetts, Estados Unidos, que es famosa por su historia relacionada con los juicios de brujas en el siglo XVII.
Salem: un gato... ¿a medias?
Salem es un gato parlante que en realidad es un antiguo hechicero que fue castigado y transformado en gato por tratar de conquistar el mundo.
A pesar de sus intentos de ayudar, Salem a menudo causa más problemas que soluciones, lo que agrega un elemento cómico a la trama. Su apoyo y dinámica única enriquecen las interacciones de Sabrina con el mundo mágico y humano.
Salem en la nueva serie de Netflix sobre Sabrina
En la nueva serie de Netflix Las escalofriantes aventuras de Sabrina (en inglés, Chilling Adventures of Sabrina), Salem también es un personaje clave.
En cambio, al felino se le trata como un familiar, espíritu guardián y consejero de Sabrina.
Aunque no habla en el mismo sentido que en la serie original, sigue siendo un personaje icónico que juega un papel importante en la vida de Sabrina al ofrecer apoyo, compañía y, a veces, participando en verdaderas misiones repletas de magia.
Sin duda, una hermosa referencia de cómo debe ser la relación gato-humano. ¡Simplemente mágica!