En un mundo frecuentemente marcado por el ajetreo y la preocupación, a veces ocurren auténticos milagros. Ese es el caso de la historia de Max.
Este encantador perro tuvo que sobrevivir buscando restos de comida y un lugar seguro donde descansar en la calle, pero su suerte cambió cuando Sarah se cruzó en su camino.
Sin dudarlo ni un segundo
Sarah se topó con Max en medio de la calle, acurrucado en un rincón y temblando de frío. Incapaz de ignorar su sufrimiento, tomó una decisión firme: se llevó a Max a casa y lo adoptó.
Gracias al amor inquebrantable de su rescatista, Max fue recuperando poco a poco la confianza en las personas.
Sin embargo, nadie se esperaba lo que sucedería después.
Max reconforta al pequeño Ethan
Un día, el pequeño hijo de Sarah, Ethan, regresó del colegio cansado y muy triste. El perro corrió hacia el niño y trató de consolarlo, empujándolo suavemente con el hocico.
Desde ese instante, Max y Ethan se volvieron inseparables. Max nunca se aparta de su mejor amigo, ni por un instante. A cambio, Ethan encontró en Max un amigo que siempre estará ahí para consolarlo y ayudarlo cuando más lo necesite.