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perro jugando con un niño

¿Pueden jugar niños pequeños y perros?

© Shutterstock

Perros y niños pequeños: cómo lograr que jueguen juntos

Por Rocío R. Gavira Periodista

Publicado el

La relación entre perros y niños pequeños puede ser maravillosa si se establecen límites, supervisión y normas claras desde el principio.

En redes sociales abundan los vídeos de perros y niños pequeños jugando juntos, compartiendo juguetes o protagonizando escenas adorables que enternecen a cualquiera. Sin embargo, detrás de estas imágenes tan tiernas es fundamental recordar que la convivencia entre un perro y un niño requiere normas claras, supervisión constante y respeto mutuo.

Para evitar situaciones de riesgo y fomentar una relación sana, en Wamiz recopilamos las recomendaciones del educador canino Sergio Tallón, de Senda Canina, que explica cómo deben interactuar perros y niños pequeños de forma segura.

👶🐕 Perros y niños pequeños: ¿pueden jugar juntos?

¿Perros y niños pequeños pueden jugar juntos? La respuesta es sí, pero con condiciones. Según Sergio Tallón:

Por supuesto que un niño pequeño puede jugar con un perro, siempre que tengamos en cuenta una serie de factores para que la relación sea sana".

El contexto es clave: no es lo mismo un perro acostumbrado a convivir con niños desde cachorro que uno que nunca ha tenido contacto con ellos. En cualquier caso, la supervisión adulta es imprescindible.

Perros y niños pequeños: la supervisión es obligatoria

La supervisión es obligatoria de perros y niños pequeños, es la norma número uno y no admite excepciones. "El niño puede hacer alguna trastada, como meterle el dedo en el ojo al perro; o el perro puede excitarse de más jugando, y ahí es cuando ocurren los accidentes", advierte Sergio Tallón.

Un ejemplo habitual es el juego con la pelota: el perro vuelve corriendo, empuja sin querer al niño y este se cae llorando. Aunque no haya mordisco, la situación puede interpretarse mal si no hay un adulto vigilando y controlando el juego.

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Perros y niños pequeños: proteger al perro también es clave

Aunque pueda sorprender, no solo hay que proteger al niño, sino también al perro.

"El niño no debe molestar, agobiar ni asustar al perro. Así evitamos que el animal genere miedo o asociaciones negativas hacia el niño", explica el educador de Senda Canina.

Acciones aparentemente inofensivas —tirar de las orejas, abrazar con fuerza, subirse encima del perro— pueden resultar muy estresantes para el animal y provocar una reacción defensiva.

como jugar niños perros
Una niña de pocos meses interactúa con su perro. ​​​©Shutterstock

Perros y niños pequeños: normas claras para ambos

La educación debe ser bidireccional. "El perro también tiene que aprender a jugar con el niño. Tiene que saber qué puede morder y qué no puede morder", señala Sergio Tallón.

Algunos perros se regulan por instinto, pero otros necesitan aprender a interactuar con más cuidado. Por ejemplo, se recomienda evitar que el perro vaya directamente a las manos del niño durante el juego, para reforzar el respeto.

Perros y niños pequeños: el perro no es un juguete

Uno de los errores más comunes es tratar al perro como un entretenimiento para el niño. "El perro es un miembro de la familia, no un juguete", recuerda Sergio Tallón.

"Igual que vigilamos que el perro no haga daño al niño, también debemos evitar pellizcos, saltos o caricias bruscas que pueden hacer daño al animal".

Si el perro gruñe, ladra o se muestra incómodo, está comunicando que necesita espacio o que la situación le supera. Ignorar estas señales puede aumentar el riesgo de una reacción defensiva.

Aquí te dejamos un gráfico con los dibujos de Lily Chin que puede resultar útil para esto: 

 

Perros y niños pequeños: aprender a leer las señales

El gruñido, el ladrido o el intento de alejarse no son malas conductas, sino avisos claros. El último recurso de un perro será morder, y suele ocurrir sólo cuando se han ignorado todas las señales previas.

Por eso, incluso con perros tranquilos y niños acostumbrados a convivir con animales, la vigilancia de un adulto es siempre imprescindible.

La convivencia entre perros y niños pequeños puede ser preciosa y enriquecedora, pero no debe dejarse al azar. Con supervisión, respeto, educación y normas claras, ambos pueden aprender a relacionarse de forma segura y positiva.

Un perro no es una niñera, pero sí puede ser un gran compañero de infancia si los adultos marcan los límites adecuados desde el principio.

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