¿Has probado a dormir con tu perro? Te traemos unas simpáticas viñetas que reflejan las 3 situaciones ridículas que vivirás si eres de esas personas que adora pasar la noche o echarse la siesta con su mascota. Recuerda que dormir con tu perro mola mucho aunque también se puede convertirse en una escena cómica. ¡Descúbrela a qué situaciones ridículas se enfrentan los humanos que duermen con su perro!
Dormir con tu perro, situaciones ridículas a las que deberás enfrentarte
1. Posturas de perros: ellos también sueñan
Por muy grande que sea tu cama, tu perro querá dormir costado con costado contigo, algo que en invierno es glorioso con ese calorcito que desprende. Pero claro, los perros sueñan y tienen pesadillas de la misma manera que lo hacen los humanos. Un hecho que implica que se estén moviendo todo el rato y ¡nos despierten!
2. ¿Es malo que mi perro duerma en mi cuarto y en mi cama?
No existe una ciencia cierta que asegure que es malo, pero cierto es que te llevarás alguna que otra sorpresa si tu perro duerme contigo relacionada, por ejemplo; con sus flatulencias.
La escena dos de la viñeta pasa por "ronco más que tú y hasta me echo gases". Chufa cumple esto a medias. Roncar no ronca, como mucho alguna respiración muy profunda, pero… madre de Dios ¡cuando le viene esa peste! Ese pedo silencioso por el que te levantarías de la cama si no estuvieras muerta de cansancio.
3. ¿Dónde debe dormir mi perro? ¿Por qué mi perro duerme pegado a mi?
Normalmente, la misión de los perros es achuchar a los humanos y darles todo el cariño del mundo. Ahora bien, ese calorcito costado con costado solo se trata de una estrategia. El objetivo final es ¡echarte de tu cama! Los perros van buscando su hueco, achuchando con el culillo como el que no quiere la cosa y cuando te viene a sonar el despertador, estás en la esquina de la cama. O directamente tienes a tu perro casi encima de ti.
Humano: quiero dormir contigo
El proceder de Chufa es el siguiente. Ella duerme en su cama en el salón; y yo en la cama en mi habitación. Suelo dejar la puerta abierta, así que desde bien cachorra Chufa acostumbra a visitarme sobre las siete y pico de la mañana. Sientes sus uñas sobre el suelo, cual zapatos de claqué, y al abrir los ojos tienes esa carita de chantaje de "¿me dejas subirme a la cama, pooorfa?". Y le das permiso y se sube.
Al principio cuando tienes perro pretendes impedir que se suba al sofá o a la cama, por aquello de mostrarle al mundo -y a ti misma- que está bien educado. Sin embargo, al final siempre sueles caer rendidos ante sus encantos. O al menos ese fue mi caso con Chufa, a la que adopté hace 7 años.
Habla una mamá perruna primeriza: me cuesta resistirme al chantaje de esos ojos marrones de pestañas rubias. Y al final acabas viviendo, como poco, algunas de las 3 situaciones ridículas que te acabamos de mostrar puesto que son inevitables si quieres dormir con tu perro como hasta ahora. ¡Buenas noches y buena suerte en tu convivencia perfecta!