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Sexto sentido del perr
© Yuliya Strizhkina

¿El perro tiene un sexto sentido?

Por Sindy Bustamante Redactora

Actualizado el

Es una pregunta frecuente, y al perro a menudo le damos capacidades extraordinarias. Está claro que no percibe el mundo de la misma manera que nosotros.  Pero, ¿se puede hablar del sexto sentido del perro?

La cuestión de la percepción en el perro es muy delicada de estudiar: no podemos leer sus reacciones y compararlas con las nuestras para saber qué se le pasa por la cabeza. Y, naturalmente, esta forma de hacer las cosas nos lleva a errores de interpretación. De hecho, es imposible describir el mundo para nosotros bajo los criterios del perro. Es decir, es como si le pedimos a una persona invidente describir los colores: sólo los puede imaginar. Tratar, para un humano, de imaginar el sentido del olfato de un perro es inconcebible. Hay muchas teorías sobre el sexto sentido del perro circulando: capacidad telepática, predicción de catástrofes naturales o meteorológicas, anticiparse a los peligros… ¿El perro tiene capacidades sensoriales suplementarias o solamente utiliza sus sentidos de manera más eficaz? 

Sentidos mejor utilizados, excepto la vista

Para comenzar, el olor es un sentido que nosotros descuidamos y que da al perro un gran número de capacidades inimaginables para los humanos. Para saber lo que este sentido permite percibir, hay que ser consciente de que el oído, o la vista (los principales para nosotros) son sentidos instantáneos, pero el olor, reacciona más a largo plazo. A menos que tengas la nariz puesta sobre algo, las moléculas olfativas tardan mucho tiempo en circular por el aire, pero también se quedan durante más tiempo y el olfato permite, por ejemplo, detectar pistas de hace varios días.

Cuando un perro entra en una habitación, no sólo aprecia su ambiente, tal y cómo es, sino que juzga también la historia de esa habitación, quién ha pasado por ella, si eran humanos, otros perros… Cuando huele a otro perro, él puede conocer su humor, su estado emocional. No podemos, por tanto, hablar de telepatía, pero una sensación como el miedo sí que se puede transmitir aunque no haya un contacto directo. Con respecto al oído, el perro percibe mejor los sonidos que nosotros, sus orejas le permiten escuchar un espectro de sonido más amplio (los ultrasonidos). Pero su talento más grande es sobre todo el de poder estar atento a diferentes sonidos: un perro es capaz de escuchar el ruido de los pasos de su dueño, el motor de su coche incluso si está lejos del domicilio. Y puede diferenciar este sonidos de todos los otros sonidos similares a su alrededor. Esto permite, a menudo, anticipar la llegada del amo, incluso si el perro no lo pude predecir. 

Sexto sentido, ficción o realidad

Los sentidos clásicos (oído, vista, olfato, tacto) no son suficientes para explicar que el perro pueda anticipar las catástrofes o las situaciones de peligro. Este fenómeno nunca ha podido ser estudiado científicamente, porque cada caso es raro e imprevisible para establecer un protocolo de estudio. La primera etapa consiste en reconocer el hecho, intentando tener pruebas de que existe y de que se trata de un fenómeno real. Porque, desafortunadamente, los testimonios no son muy objetivos por definición y no son suficientes para caracterizar este fenómeno: cada caso es diferente y la explicación del dueño es a menudo poco descriptiva, pues interpreta el comportamiento del perro: el antropomorfismo.

Es muy complicado recopilar informaciones objetivas una vez que el suceso ha tenido lugar. Uno puede teorizar que el perro está más atento a su entorno, simplemente. Esto le permite sentir los cambios, ya sean meteorológicos o los momentos precedentes a un choque sísmico. Sin embargo, sigue siendo más probable que el hecho de que el perro esté usando sentidos diferentes a los habituales. Es más creíble que la existencia de un sexto sentido, también complicado de observar, pero hay que guardar en mente que en los dos casos, son teorías que no podemos verificar. Por lo tanto, no se descarta que el perro tenga un canal de percepción suplementario, que nosotros no tenemos. Hay un ejemplo muy conocido con otro cánido, el zorro rojo: éste utiliza a priori los campos magnéticos para la caza.

Texto de Stéphane Tardif, Doctor en Veterinaria y redactor de Wamiz 
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