La transmisión de enfermedades de animales a humanos tiene un curioso nombre: zoonosis. Entorno a este tema vamos a hablar sobre las dolencias que un gato puede contagirle a su humano en el caso de que éste no lo cuide como es debido o, en ocasiones, por mero capricho de la naturaleza y/o la genética (nos referimos, concretamente, a la alergia).
Existe un mito demasiado inflado con respecto a las enfermedades que transmiten los gatos a los humanos como si estas fueran terribles dolencias incurables. Nada de eso.
Simplemente -y tomando como referencia las palabras del veterinario Felipe Vázquez Montoto del Centro Veterinario CatDog-, basta con tener al animal bien cuidado para que no exista transmisión alguna.
Pese a todo, vamos a ver qué bacterias e infecciones podríamos (remotamente) compartir con nuestros amigos felinos. Y, como siempre, es fundamental estar atento a cualquier anomalía en el comportamiento y la salud de nuestros compañeros.
Enfermedades que transmiten los gatos a los humanos
1. Parásitos internos
Los parásitos es la enfermedad más común -y también la menos específica porque hay diversos- que nos puede contaginar nuestro gato.
¿Qué son los parásitos? Insectos que pueden alojarse en el cuerpo de los gatos (bueno, no solo de los gatos) y que necesitan de ellos para su supervivencia.
¿Cuáles son los parásitos más comunes?
- Lombrices intestinales.
- Oxiuros.
- Solitaria.
- Giardia. Este parásito se alimenta del intestino del animal y provoca vómitos y diarreas. Nos afecta también a nosotros y, si no lo tratamos, puede provocar graves destrozos en la flora intestinal.
- Echinococcus que, cuando pasa a nuestro cuerpo, el médico lo señala como quiste hidatídico y suele alojarse en el hígado y los pulmones.
Evita la aparición de estos parásitos impidiendo que tu gato coma vísceras infectadas y desparasitando al animal desde cachorro (consulta aquí toda la información al respecto). En el caso de que tu felino sufra esta enfermedad; no te olvides de este nombre: milbemax.
2. Toxoplasmosis
Esta enfermedad se transmite mediante el contacto y el contagio con las heces del gato. Aunque tengas a tu gato perfectamente controlado, lo mejor es que cuando vayas a limpiar su arenero utilices guantes y deseches las heces y los restos más visibles de orina en el inodoro.
3. Campilobacteriosis
La cosa se va complicando, pero que no cunda el pánico. Su nombre es, ¡cómo no!, el de su malvado (…o malvada) protagonista, la bacteria campylobacter.
Los síntomas que produce esta enfermedad en humanos son:
- Fuerte dolor abdominal (ligeramente similar al cólico nefrítico).
- Fiebre alta.
El tratamiento, en caso de que tu gato te transmita la enfermedad (Campilobacteriosis), es eritromicina y/o ciprofloxacino; antibióticos que nuestro médico (y solo nuestro médico) podrá recetarnos para aniquilar al indeseado invasor.
4. Enfermedad de Lyme
Si eres un gatunoadicto nivel advance probablemente te suene esta dolencia. Es una infección bacteriana que se adquiere por la picadura de una garrapata infectada.
Primero produce un sarpullido (aunque no todas las personas lo presentan), y luego una misteriosa fiebre que tarda en abandonar a la persona enferma.
Esta garrapata no es exclusiva de los gatos, puede sobrevivir en otros muchos animales.
5. Anquilostomiasis
Esta dolencia se produce por el parásito Ancylostoma duodenale o Necator americanus que penetra la piel de la persona -generalmente a través de la planta de los pies- causando fiebre, pérdida de apetito, anemia, hemorragias, fatiga crónica, tos...
Si el gato está vacunado y desparasitado, despreocúpate de este capítulo. Pero si no lo está, evita andar descalzo por las mismas zonas que transite el felino y alrededor de donde haga sus necesidades.
6. Enfermedad del arañazo del gato (Esporotricosis)
Quienes están en contacto con refugios y colonias de gatos habrán escuchado que esta enfermedad puede ser transmitida fácilmente mediante la mordida o el simple arañazo de un felino contaminado con la bacteria que la causa, Bartonella henselae.
Esta bacteria puede penetrar en el organismo y causar una infección en la piel de la persona que ha sufrido el rasguño. Las personas con un sistema inmune comprometido (enfermos de cáncer, VIH...) son más sensibles a esta dolencia que ocurre en ocasiones contadas en humanos con salud hierro.
La buena noticia es que el tratamiento médico es muy efectivo, y suele consistir en el uso de antimicóticos como el tioconazol.
Pero es muy importante que se respete el espacio de los gatos más ariscos y se tenga en cuenta la actitud del minino para no correr riesgos.
7. Alergias a los gatos
A pesar de lo que muchos creen sobre la alergia a los gatos, el pelo del animal no es -en ningún caso- la causa de esta dolencia.
El culpable de los síntomas de la alergia (estornudos, tos, picores, asma...) es una proteína alergénica que se encuentra en la orina, la saliva y las secreciones de las glándulas sebáceas del animal, llamada Fel d1.
Si sientes que desarrollas alguno de estos síntomas, no dudes en visitar un doctor. Él será el encargado de determinar el tratamiento para paliar este problema.
- Las personas que sufren alergias y viven con su amado gato deben tener muy presentes las recomendaciones médicas e higiénicas para convivir en paz, armonía y sin problemas.
- Sin embargo, los amantes de los gatos que padecen alergia a los mismos y aún así quieren apostar por adoptar a un minino deberán consultar la lista de gatos hipoalergénicos, razas felinas que no causan -en la mayoría de los casos- tanta alergia.
8. Hongos en la piel
Los gatos que viven en la calle tienen muchas más posibilidades que los gatos domésticos de contraer hongos.
Si un humano está en contacto con estos felinos -imagínate un voluntario de una colonia gatuna- puede contagiarse de este tipo de micosis.
En el caso de que un gato te trasmita esta dolencia debes acudir al dermatólogo ya que será ese especialista el encargado de darle el tratamiento necesario (normalmente receta antifúngicos tópicos como el ketoconazol) para paliar este problema.
¿Cómo evitar estas enfermedades de gatos?
Conocida la teoría, lo único que tienes para protegerte y proteger a tu gato.
- Lleva a tu gato al veterinario de forma regular.
- Vacuna y desparasita a tu gato siguiendo el calendario estipulado por el veterinario.
- Lávate las manos con agua y jabón después de haber pasado mucho tiempo jugando o interaccionando tu gato.
- Ten cuidado al manipular sus heces utilizando guantes.
- Cambia la arena del gato regularmente.
- Limpia tu casa.