Los gatos son uno de los animales más queridos de todo el mundo. Para darnos una idea, al día de hoy, la mitad de los videos originales de YouTube son acerca de mascotas de los usuarios. Los gatos son la categoría más popular de búsqueda, con alrededor de 26 mil millones de visitas.
Pero para muchas personas los gatos, esos animales peludos y cariñosos que parecen ser independientes, pero nos obligan a alimentarlos, son más que mascotas: para muchas personas los gatos son considerados amigos e incluso miembros de la familia.
Muchas personas muestran su amor y afecto a sus pequeños felinos a través de comida especial, extravagantes disfraces y por supuesto fotos, miles de fotos en sus redes sociales, pero hay otra alternativa, los poemas.
Desde Pablo Neruda hasta Jorge Luis Borges tienen un poema para honrar a sus gatos.
Poemas para mi gato
"A un gato" - Jorge Luis Borges
No son más silenciosos los espejos
ni más furtiva el alba aventurera;
eres, bajo la luna, esa pantera
que nos es dado divisar de lejos.
Por obra indescifrable de un decreto
divino, te buscamos vanamente;
más remoto que el Ganges y el poniente,
tuya es la soledad, tuyo el secreto.
Tu lomo condesciende a la morosa
caricia de mi mano. Has admitido,
desde esa eternidad que ya es olvido,
el amor de la mano recelosa.
En otro tiempo estás. Eres el dueño
de un ámbito cerrado como un sueño.
"Oda al gato" - Pablo Neruda
Los animales fueron
imperfectos,
largos de cola, tristes
de cabeza.
Poco a poco se fueron
componiendo,
haciéndose paisaje,
adquiriendo lunares, gracia, vuelo.
El gato,
sólo el gato
apareció completo
y orgulloso:
nació completamente terminado,
camina solo y sabe lo que quiere.
"El gato" - Charles Baudelaire
En mi cerebro se pasea,
Como en su casa,
Un lindo gato, fuerte, dulce y tibio.
Cuando maúlla se le oye apenas,
Tan tierno y discreto es su timbre;
Por más que su voz se apacigua o retumba,
Es siempre rica y profunda.
He ahí su calidez y su secreto.
Esa voz, que brota y se filtra
En mis fondos más tenebrosos,
Me llena como un verso numeroso
Y me regocija como una pócima de amor.
Ella atenúa los más crueles males
Y detiene todos los éxtasis;
Para decir las frases más largas,
No necesita palabras.
No, él no es el violín, instrumento
perfecto, que muerde mi corazón,
pero hace, más regiamente,
Sonar su cuerda más vibrante
Que tu voz, gato misterioso,
Seráfico gato, gato extraño,
En quien todo es, como en un ángel,
Tan sutil como armonioso.
Poema para mi gato fallecido
Uno de los aspectos más difíciles de vivir con un gato es saber que eventualmente se irá, es inevitable, pero una forma de despedirnos de un gato es a través de un poema, como el siguiente Haiku que Natsume Soseki utilizó como inscripción sepulcral de su querido gato.
"Yace aquí abajo" - Natsume Soseki
Yace aquí abajo
todo un atardecer,
con posible tormenta.
"Un gato en un piso vacío" - Wislawa Szymborska
Morir, eso no se le hace a un gato.
Porque qué puede hacer un gato
en un piso vacío.
Trepar por las paredes.
Restregarse entre los muebles.
Parece que nada ha cambiado
y, sin embargo, ha cambiado.
Que nada se ha movido,
pero está descolocado.
Y por la noche la lámpara ya no se enciende.
Se oyen pasos en la escalera,
pero no son ésos.
La mano que pone el pescado en el plato
tampoco es aquella que lo ponía.
Hay algo aquí que no empieza
a la hora de siempre.
Hay algo que no ocurre
como debería.
Aquí había alguien que estaba y estaba,
que de repente se fue
e insistentemente no está.
Se ha buscado en todos los armarios.
Se ha recorrido la estantería.
Se ha husmeado debajo de la alfombra y se ha mirado.
Incluso se ha roto la prohibición
y se han desparramado los papeles.
Qué más se puede hacer.
Dormir y esperar.
Ya verá cuando regrese,
ya verá cuando aparezca.
Se va a enterar
de que eso no se le puede hacer a un gato.
Irá hacia él
como si no quisiera,
despacito,
con las patas muy ofendidas.
Y nada de saltos ni maullidos al principio.