En una sociedad donde los animales son relegados a un segundo plano, también parecemos menospreciar a las personas que eligen cuidar de ellos.
La doctora en antrozoología y experta en el tema, Paula Calvo, señala: "Estamos en una era antropocéntrica, en la que todo gira alrededor del hombre. Lo que no esté en esa órbita es inferior, así que, si te dedicas a esos seres que consideramos inferiores, tú también lo eres".
El trabajo con animales, incluso si implica situaciones desafiantes, a menudo es considerado "sucio" o "denigrante", lo que refleja una percepción errónea de la realidad.
La sociedad no valora a los veterinarios
En el campo veterinario, la falta de reconocimiento y valorización es un obstáculo importante. Una encuesta realizada a 1000 veterinarios colegiados en Madrid reveló que, aunque son valorados por la industria alimentaria y ganadera, las administraciones públicas y la sociedad en general tienen una imagen menos positiva de ellos [1].
Esta falta de apoyo social es una de las dificultades emocionales a las que se enfrentan los veterinarios. Se suman a ellos otros factores que los ponen en una situación de máximo riesgo, como la exposición al sufrimiento y a la muerte, el sacrificio, la enfermedad y al estrés.
La "fatiga por compasión" es un síndrome que afecta a muchos veterinarios y puede tener graves consecuencias tanto psicológicas como físicas [1].
Además, existe un conflicto ético cuando no pueden salvar a los animales porque los propietarios no pueden pagar los costes del tratamiento. Al fin y al cabo, a diferencia de los humanos, muy pocos animales tienen seguro médico.
La insatisfacción y la incomprensión por parte de los propietarios, que rara vez muestran aprecio por los veterinarios, son la gota que colma el vaso, como informa la veterinaria Julia Arnoldi:
Índices de suicidio alarmantemente altos
Los índices de suicidio en la profesión veterinaria son más altos que la media en comparación con otras profesiones y la población general.
Un estudio publicado en el Journal of the American Veterinary Medical Association entre 2003 y 2014 reveló que tanto veterinarios como técnicos veterinarios tenían tasas significativamente más altas de muerte por suicidio que los miembros de la población general de los Estados Unidos [2].
En Alemania, también se ha observado un alto riesgo de suicidio entre los veterinarios
Una investigación de la Universidad de Berlín y la Universidad de Leipzig reveló que el riesgo de depresión y suicidio entre los veterinarios en ese país era seis veces mayor que el de la población general. La investigación encuestó a 3.118 veterinarios, y un preocupante 32% de ellos mostraron un alto riesgo de suicidio [3].
Como señalamos más arriba, este riesgo elevado de suicidio entre los veterinarios se atribuye a varios factores.
Además de los riesgos generales asociados con enfermedades mentales, el agotamiento físico y emocional, la exposición directa o indirecta al suicidio de colegas también puede tener un "efecto contagio".
Lamentablemente, el fácil acceso a los fármacos también plantea preocupaciones sobre posibles riesgos de suicidio.
Necesidad de cambio
Es fundamental que tanto la sociedad como las autoridades comprendan y valoren el increíble trabajo que hacen los profesionales de la veterinaria y los voluntarios que se dedican a cuidar de los animales, así como tomar medidas para abordar los problemas de salud mental y bienestar en esta profesión.
Referencias
- [1] Veterinaria 2030 (Colegio de Veterinarios de Madrid y Amvac).
- [2] "Suicide among veterinarians in the United States from 1979 through 2015". Journal of the American Veterinary Medical Association.
- [3]"Mental health of veterinary professionals in Germany: a cross-sectional survey". Occupational and Environmental Medicine, BMJ Journals.