Si recientemente has integrado una gata a tu familia, segiramente te asombrará el comportamiento durante su primer celo.
Se trata de un momento nuevo, no sólo para quien ha decidido abrir las puertas de su casa a una minina, sino también para la propia gatita, que al estar en su primer celo, no estará acostumbrada a determinadas sensaciones ni a comportarse de una forma tan extraña y nueva.
En este artículo veremos juntos cómo hay que comportarse en el caso del primer celo de la gata: es importante conocer esta delicada fase de la vida de tu michi, tanto para ayudarla en esta fase de su madurez sexual como para poder identificar el mejor momento para la esterilización.
¿A cuántos meses comienza el primer celo de una gata?
Pero antes de ver cómo se manifiesta y cuáles son las mejores actitudes a adoptar en el caso del primer celo de una gata, es bueno saber cuándo llega este momento.
Por regla general, tanto los machos como las hembras entran en celo alrededor de los 6 meses.
Sin embargo, hay excepciones a esta regla, ya que algunas gatas entran en celo a los 4 meses (sobre todo en el caso de ciertas razas de pedigrí, como los gatos siameses y birmanos), y otras a los 18 meses.
También hay que añadir un detalle importante: aunque la aparición del primer celo significa que la gatita está lista para concebir, las hembras no deberían aparearse hasta que tengan al menos un año de edad, preferiblemente hasta los dos años.
¿Cuántos días dura el primer celo de una gata?
Una vez que la gata empieza a estar en celo, el tiempo que es fértil es de entre cinco y diez días.
En tiempos posteriores, el ciclo reproductivo se repetirá de forma regular a menos que se produzca la concepción o se esterilice al gato.
¿Cuáles son los síntomas de una gata en celo?
A diferencia de los perros o los humanos, las gatas no tienen un ciclo menstrual, por lo que no hay signos visuales, como flujo de sangre, que nos indiquen que está en celo, aunque sea su primer celo.
El ciclo de la gata también funciona de forma diferente al de otros animales: la gata nunca ovula a menos que se aparee con un macho.
De hecho, es una de las llamadas especies de ovulación inducida (es decir, inducida por el apareamiento) y, por ello, el óvulo de la gata siempre permanece en el ovario y comienza a producir estrógenos que la harán entrar en celo.
¿Cómo se reconoce el primer celo en gatos?
Esta condición se reconoce fácilmente por el comportamiento de la gata. Será evidente que querrá recibir mimos y caricias y se revolcará insistentemente en el suelo.
La posición típica que adopta cuando se le acaricia el lomo también es inconfundible: con el trasero hacia arriba y las patas ligeramente separadas.
Además de esto, la gata emite un maullido fuerte, o más bien un gemido, repetitivo y a veces muy sonoro. Está agitada, inquieta, tiende a frotarse contra las personas y las cosas más de lo habitual, intenta escapar, busca instintivamente un gato para aparearse, quiere jugar más a menudo y ronronea insistentemente.
¿Qué hacer cuando una gata tiene su primer celo?
Las palabras clave son "no te asustes". Es una fase natural en la vida de todo ser vivo y no hay que asustarse ni comportarse de otra manera cuando se produce.
Sólo es conveniente tener en cuenta algunas precauciones adicionales que puedes aplicar tanto en el primer celo de tu gata como en los siguientes (hasta que la esterilices).
En primer lugar, conviene considerar que una gata en celo no sufre: ciertos comportamientos extraños, de hecho, están motivados por la manifestación de sus instintos sexuales, completamente naturales.
Dos opciones ante una gata en celo
Ciertamente, calmar a una gata en celo es difícil, así que hay dos opciones:
- Si quieres que tenga una camada, deja que la gata se aparee. Lo más probable es que quede embarazada y después del parto no entrará en celo, sino un mes después, porque estará amamantando.
- Evita que se aparee y toma precauciones para que el comportamiento instintivo de la gatita no le cause ningún daño.
Precauciones que hay que tomar
Recuerda siempre:
- Cerrar puertas y ventanas para evitar que se escape de la casa para aparearse.
- Preparar una bolsa de agua caliente para calmarla.
- Demuéstrale tu afecto y cercanía abrazándola y acariciándola.
- Pídele consejo a tu veterinario si los síntomas empiezan a ser demasiado molestos para la familia y para la gata.
- Considera siempre la posibilidad de esterilizarla. De este modo se acaba con los inconvenientes del celo, pero sobre todo se evita el nacimiento de camadas no deseadas y no contribuyes a la población de gatitos callejeros y abandonados.