Después de años de estudio se sabe que la existencia de una correcta microbiota intestinal influye en el estado de salud o de enfermedad. Por ello, y cada vez más, se están realizando estudios para conocerla mejor y poder manipularla para beneficiarnos.
Microbiota de los gatos
Para empezar vamos a definir qué es la microbiota o flora intestinal. La microbiota es un conjunto de microorganismos que viven en el sistema digestivo de un animal, en este caso nos centraremos en los gatos. En su mayor parte, un 97%, son bacterias.
La microbiota se va formando a lo largo de la vida del animal. Empieza a formarse en el parto y con la lactancia. Después, con los cambios alimenticios, va tomando forma y se va constituyendo hasta llegar a la edad adulta.
Como sabemos, el sistema digestivo se divide en tres partes y en cada una de ellas encontraremos diferentes microorganismos.
- Estómago: primera parte. Hace años se pensaba que, debido a su ambiente ácido y a sus enzimas, casi ningún microorganismo podría sobrevivir en él. Después se demostró que esto no es así y que en él habitan microorganismos complejos. El microorganismo que se suele encontrar en el estómago es Helicobacter.
- Intestino delgado: En esta parte del intestino es frecuente encontrar Lactobacillus y Streptococcus.
- Intestino grueso: Es la última parte del intestino y en la que encontramos el mayor número de microorganismos. Los más identificados en estudios han sido Bacteroidetes y Firmicutes.
Cómo saber si tu gato tiene la flora intestinal dañada
La flora intestinal o microbiota tiene diferentes funciones como:
- Garantizar una digestión óptima. Ayuda en la fermentación de alimentos, absorción de los nutrientes y síntesis de moléculas muy interesantes para el organismo, como vitaminas. Mantiene la actividad de la mucosa y modula la acción de la insulina.
- Defiende contra los microorganismos patógenos. Libera sustancias que protegen las células intestinales y sintetiza moléculas contra las bacterias nocivas.
- Ayuda al desarrollo del sistema inmunitario intestinal.
- Influye en un correcto funcionamiento del sistema nervioso. Es responsable de la síntesis de hormonas como la dopamina y la serotonina.
Disbiosis en gatos: ¿qué es?
Cuando la flora intestinal está dañada o desequilibrada se utiliza el término disbiosis. En una situación de disbiosis podremos observar:
- Diarrea y estreñimiento.
- Vómitos y falta de apetito.
- Flatulencias o ruidos intestinales.
- Debilidad o cansancio.
- Pérdida de peso.
- Inmunosupresión o bajada de las defensas.
¿Por qué se daña la flora intestinal de un gato?
La flora intestinal puede estar dañada por diferentes motivos. Los más frecuentes son:
- Dieta. Si la alimentación es inadecuada, hará que la microbiota sea más pobre. Descubre en este enlace las pautas para que tu gato siga una dieta idónea.
- Edad.
- Estrés. Situaciones que conlleven estrés para nuestro gato, como quedarse solo, un nuevo miembro de la familia o un cambio brusco de alimentación, van a provocar un desequilibrio de la flora intestinal.
- Tratamientos con antibióticos o quimioterápicos. Igual que acaban con las bacterias o células nocivas, también lo hacen con las sanas. En tratamientos largos se suelen observar síntomas gastrointestinales por este motivo.
- Tener al alcance de nuestro gato productos tóxicos como herbicidas. Aquí te dejamos la lista de las plantas más peligrosas para felinos.
- Enfermedades como la diabetes hacen que la flora intestinal se vea afectada.
Cuál es el mejor medicamento para recuperar la flora intestinal de un gato
Las mejores maneras de recuperar una microbiota dañada y regenerar la flora intestinal de nuestro gato son:
- Utilizar prebióticos. Son hidratos de carbono especiales que llegan sin digerir al intestino. Ahí son fermentados por las bacterias sirviéndoles así de alimento.
- Administrar probióticos. Son suplementos que se administran por vía oral. Están compuestos por microorganismos como Lactobacillus. Van a ayudar a la recolonización del intestino por bacterias beneficiosas.
- Uso de simbióticos. Combinan prebióticos y probióticos.
- Cambios en los hábitos y rutinas de tu gato.
Recupera la flora intestinal de tu gato cambiando su rutina
- Evitar dietas ricas en grasas, azúcares y sustancias artificiales como conservantes.
- Aportar alimentos ricos en omega 3 ayuda a regenerar la flora porque tienen función prebiótica.
- Lactancia materna hasta los 2 meses de edad.
- Evitar situaciones de estrés.
- Utilizar antibióticos solamente bajo prescripción veterinaria. Al no medicar por nuestra cuenta a nuestro gato, protegeremos la flora intestinal.
Microbioma felina en armonía: Purina One, clave para la salud Intestinal
Purina One destaca como una excelente elección para apoyar la salud intestinal de los gatos gracias a su atención meticulosa a la composición nutricional.
La marca prioriza la inclusión de prebióticos de calidad en sus fórmulas, los cuales actúan como combustible para las bacterias beneficiosas en el tracto gastrointestinal. Este enfoque nutricional favorece un ambiente intestinal propicio para el desarrollo de una microbioma equilibrada, esencial para una digestión eficiente y una absorción óptima de nutrientes clave para la vitalidad felina.
La variedad de opciones de la Purina One permite adaptarse a las necesidades específicas de los gatos en diferentes etapas de la vida.
Desde gatitos en crecimiento hasta gatos mayores, las formulaciones específicas atienden a los requisitos nutricionales cambiantes, garantizando así un soporte continuo para la salud intestinal. Además, su compromiso continuo con la investigación asegura que sus productos evolucionen para satisfacer las últimas demandas en la comprensión de las necesidades gastrointestinales de nuestros gatos, respaldando así su salud a largo plazo.
En conjunto, la combinación de ingredientes de calidad, prebióticos y la adaptabilidad de las fórmulas de Purina One posiciona la marca como la mejor aliada para promover y mantener la salud gastrointestinal de los gatos a lo largo de su vida.
¿Puedo administrar un probiótico de humano o de perro a mi gato?
Esta pregunta es muy frecuente en la clínica del día a día. Lo mejor es administrar un probiótico formulado para la especie que nos interese, ya que los microorganismos son diferentes.