Los animales son sin duda parte de la familia, por lo que decidir cuándo sacrificar a un perro anciano es extremadamente doloroso para cualquier propietario.
Cuando se adopta un animal, en lo último que se piensa es en su muerte. Desgraciadamente, cuando menos se espera llega ese momento y hay que ser valiente para afrontarlo de la mejor manera posible.
La pérdida de una mascota que quizás ha pasado casi veinte años en la familia, es siempre devastadora y difícil de superar. Por ello, es necesario estar preparado.
En este artículo nos centraremos en comprender cuándo hay que aplicar la eutanasia a un perro y las técnicas que ayudan a llevar ese momento lo mejor posible.
¿Cómo se puede saber si un perro tiene dolor?
No hay una forma precisa de saber si un perro ha llegado ya al final de su vida. Hay que tener en cuenta varios factores como la edad del animal, la calidad de vida del mismo, la esperanza de vida de la raza en cuestión, etc.
Si es notorio que el perro tiene cada vez más dificultades, lo mejor es llevarlo al veterinario. Normalmente, el experto analizará la salud del perro, teniendo en cuenta el grado de enfermedad (un perro gravemente enfermo puede morir incluso siendo un cachorro) y los síntomas de la vejez.
En el caso de una enfermedad grave, como un tumor, una hepatitis infecciosa, una leptospirosis, etc., en una fase avanzada e irreversible, el médico puede proponer la eutanasia del perro porque no hay nada más que hacer.
Si, por el contrario, el perro no está gravemente enfermo, sino que simplemente es anciano, el veterinario tendrá en cuenta la gravedad de diversos síntomas antes de aconsejar que se le sacrifique:
- Ceguera.
- Sordera.
- Artritis severa que le impide estar de pie y caminar.
- Incontinencia.
- Caídas repentinas y frecuentes.
- Pérdida de peso significativa.
- Falta de apetito.
- Dificultad para hacer la digestión, lo que provoca dolores de estómago.
Hay que tener en cuenta que el veterinario solo se plantea la eutanasia cuando la calidad de vida del animal se ha vuelto inaceptable y el tratamiento ya no tiene sentido.
¿Cuándo sacrificar a un perro viejito?
Una vez recibido el dictamen del veterinario, se entiende que la última palabra sobre el sacrificio de un perro corresponde a su propietario. Por lo tanto, es la familia humana del can quien debe decidir cómo actuar.
Ya sea por enfermedad o por vejez, primero hay que evaluar el sufrimiento del animal. Por lo general, los perros tienden a esconder su dolor, así que si se notan signos de sufrimiento en casa, significa que el pequeño animalito peludo sufre un dolor casi insoportable.
En ese caso, lo más recomendable es pensar primero en el perro y no en el propio deseo del propietario de mantenerlo vivo a costa de cualquier tratamiento.
Dormir a un perro anciano o enfermo mediante la eutanasia es poner fin a la vida del animal con suavidad y evitarle horas o días de sufrimiento innecesarios.
Es normal que sea una decisión difícil, porque nunca se está preparado para dejar ir a un ser querido, porque se necesita tiempo para procesar la situación y entender cómo será la vida después de su muerte, pero sin duda es una decisión que no se puede evitar por mucho tiempo.
Lo importante es no privar al perro de su dignidad. Un animal que no puede mantenerse erguido, que sufre y se queja, no es un animal feliz. Hay que tenerlo en cuenta.
¿Cuál es la esperanza de vida de mi perro?
Un último factor a tener en cuenta es la esperanza de vida. Un veterinario con experiencia podrá decirte aproximadamente cuánto tiempo le queda a tu perro.
¿Vale la pena hacer pasar a tu perro por otros 5, 10 o 30 días de sufrimiento, sabiendo que tarde o temprano habrá un final? Es una cuestión que merece ser considerada con cuidado.
Pero debes saber que, sea cual sea la elección que hagas, será la correcta si la haces con la información necesaria y el amor que tienes por tu perro.
¿Cómo sacrificar a un perro?
Al igual que en el caso de los humanos, la eutanasia del perro se realiza mediante la administración de un fármaco letal. En un par de minutos el perro pierde el conocimiento, muriendo tranquilamente.
No sentirá ningún dolor; por el contrario, los músculos se relajarán ligeramente como si el perro se estuviera quedando dormido y poco a poco la respiración se ralentizará hasta detenerse.
En general, el perro puede permanecer con los ojos abiertos, tener algunos espasmos musculares y jadear. El corazón puede seguir latiendo durante unos segundos después de la última respiración y la vejiga liberará todo su contenido.
El veterinario confirmará la muerte del animal escuchando los latidos del corazón y, si no has presenciado la eutanasia, podrás despedirte.
¿Tengo que estar ahí cuando duerman a mi perro?
En general, los veterinarios dejan a tu criterio el presenciar o no la eutanasia. Se trata de un momento muy delicado que es difícil de manejar incluso para los corazones más duros, por lo que es importante considerarlo cuidadosamente.
Algunas personas no podrán ver morir a su mascota, otras quieren estar con ella hasta el final. Al tomar esta decisión, toma en cuenta también qué le causará menos estrés a tu mascota. Quizá tu presencia puede hacer este último viaje más fácil para tu peludo.
En este video se habla un poco más sobre el proceso de la eutanasia y el periodo de luto. ¡Esperemos que te ayude!
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