Los poemas tienen un poder único para conectar con nuestras emociones y explorar la complejidad de la experiencia humana, y, ¿por qué no?, la relación única humano-animal.
¿Por qué limitar los poemas sobre perros a momentos tristes, de pérdida o a homenajes a caninos ya fallecidos?
En este Día Mundial de la Poesía, Wamiz quiere abogar por una creación literaria más asociada con la vida, la alegría y la compañía de nuestros fieles amigos.
Y para ello, proponemos 5 poemas para tu perro de la mano de los más grandes.
Lee o escribe poemas para tu perro
Aunque los perros no comprenden el lenguaje humano de la misma manera que nosotros, por lo que es poco probable que comprendan el contenido literal de un poema, la lectura en voz alta puede crear un ambiente de calma y afecto que puede ser reconfortante para el animal.
5 bellos poemas para tu perro
A continuación, presentamos unos cuantos poemas para tu perro creados por grandes de la literatura. ¡Saborea cada verso con tu peludo!
1. Poesía de un perrito, por Gloria Fuertes
Regalaron a los niños
un cachorro de seis días.
El perrito casi no andaba ni veía.
Le criaron con biberón
y puré de salchichas,
pero no lo acariciaban,
le estrujaban,
le estrujaban. ¡qué paliza!
El perro a los niños
les alegraba, les hacía niñerías.
Los niños al perro
le hacían perrerías.
Creció el perro paso a paso,
y los niños ya no le hacían caso.
Cuando la familia
se fue de vacaciones,
le abandonaron en la carretera
entre unos camiones.
Y dijo el perro ladrando en voz alta
(que quien lo escuche se asombre)
-Me dan ganas de dejar de ser
el mejor amigo del hombre.
Pasó días sin beber nada,
sin comer algo.
El perro cambió de raza,
parecía un galgo.
Le recogió un viejo mendigo.
Le dijo: -Voy a ser tu amigo,
te cortaré el flequillo
y serás mi lazarillo.
El perro movió el rabo,
estiró el hocico,
movió la nariz,
por primera vez fue feliz.
2. A Niebla, mi perro, por Rafael Alberti
La poesía de Rafael Alberti revela el profundo amor incondicional que sienten las personas que comparten su vida con un animal.
«Niebla», tú no comprendes: lo cantan tus orejas,
el tabaco inocente, tonto, de tu mirada,
los largos resplandores que por el monte dejas,
al saltar, rayo tierno de brizna despeinada.
Mira esos perros turbios, huérfanos, reservados,
que de improviso surgen de las rotas neblinas,
arrastrar en sus tímidos pasos desorientados
todo el terror reciente de su casa en ruinas.
A pesar de esos coches fugaces, sin cortejo,
que transportan la muerte en un cajón desnudo;
de ese niño que observa lo mismo que un festejo
la batalla en el aire, que asesinarle pudo;
a pesar del mejor compañero perdido,
de mi más que tristísima familia que no entiende
lo que yo más quisiera que hubiera comprendido,
y a pesar del amigo que deserta y nos vende;
«Niebla», mi camarada,
aunque tú no lo sabes, nos queda todavía,
en medio de esta heroica pena bombardeada,
la fe, que es alegría, alegría, alegría.
Su expresión poética nos invita a reflexionar sobre la conexión única y la empatía que compartimos con nuestros compañeros animales, así como sobre la falta de comprensión que a veces enfrentamos por parte de otras personas.
3. A mi perro, por Vicente Aleixandre
En este poema, Aleixandre expresa un profundo amor y gratitud hacia su perro Sirio, destacando su lealtad, su compañía y la conexión emocional que comparten.
Oh, sí, lo sé, buen “Sirio”, cuando me miras con tus grandes ojos profundos.
Yo bajo a donde tú estás, o asciendo a donde tú estás
y en tu reino me mezclo contigo, buen “Sirio”, buen perro mío, y me salvo contigo.
Aquí en tu reino de serenidad y silencio, donde la voz humana nunca se oye,
converso en el oscurecer y entro profundamente en tu mediodía.
Tú me has conducido a tu habitación, donde existe el tiempo que nunca se pone.
Un presente continuo preside nuestro diálogo, en el que el hablar es el tuyo tan solo.
Yo callo y mudo te contemplo, y me yergo y te miro. Oh, cuán profundos ojos conocedores.
Pero no puedo decirte nada, aunque tú me comprendes… Oh, yo te escucho.
Allí oigo tu ronco decir y saber desde el mismo centro infinito de tu presente.
Tus largas orejas suavísimas, tu cuerpo de soberanía y de fuerza,
tu ruda pezuña peluda que toca la materia del mundo,
el arco de tu aparición y esos hondos ojos apaciguados
donde la Creación jamás irrumpió como una sorpresa.
Allí, en tu cueva, en tu averno donde todo es cenit, te entendí, aunque no pude hablarte.
Todo era fiesta en mi corazón, que saltaba en tu derredor, mientras tú eras tu mirar entendiéndome.
Desde mi sucederse y mi consumirse te veo, un instante parado a tu vera,
Pretendiendo quedarme y reconocerme.
Pero yo pasé, transcurrí y tú, oh gran perro mío, persistes.
Residido en tu luz, inmóvil en tu seguridad, no pudiste más que entenderme.
Y yo salí de la cueva y descendí a mi alveolo viajador, y, al volver la cabeza, en la linde
vi, no sé, algo como unos ojos misericordes.
4. Elegía por la muerte de un perro, por Miguel de Unamuno
En este poema, Unamuno lamenta la muerte de un perro, expresando un profundo dolor por la pérdida de su fiel compañero.
5. ABROJOS - LVI, por Ruben Darío
Los versos del autor nicaragüense destacan especialmente por la poca importancia otorgada a las razas de los perros, lo que resalta una conexión que trasciende la apariencia física de los animales:
Tengo de criar un perro,
ya que en este mundo estoy.
No me importa lo que sea,
alano, galgo o bull-dog;
lo quiero para tener
un tierno y fiel queredor
que sonría con el rabo
cuando le acaricie yo;
para que me ofrezca todo
su perruno corazón,
y gruña a quien me amanece
y se alegre con mi voz;
y para si me da el coléra
y huyen de mi alrededor,
juntos, parientes y amigos,
que nos quedamos los dos:
yo, cadáver, como huella
de una vida que pasó;
él lanzado tristemente
sus aullidos de dolor.
¿Existe expresión más pura que el amor incondicional por los perros sin raza?
Poemas para tu perro: ¡escribe el tuyo propio!
Inspirándote de los anteriores, de poemas famosos, de autores amateurs que encontrarás por Internet, con rima o sin ella... ¿Qué más da?
No dudes en tomar papel y boli. Escribir un poema para tu perro puede ser una experiencia emotiva y gratificante. Aquí tienes algunos consejos para inspirarte:
- Ayúdate del nombre de tu perro para empezar las iniciales de cada verso: así, podrás leer el poema formado con su nombre.
- Escribir desde el corazón sobre tus sentimientos hacia tu perro hará que tu poema sea más conmovedor y genuino. ¡La rima importa poco!
- Utiliza detalles concretos (anécdotas, motes, manías, etc.) para pintar una imagen vívida de tu perro y tu relación con él.
- Acompaña el poema con un original dibujo de tu perro y conserva tu obra en un álbum, en el frigorífico o dónde prefieras.
¡Cuando tengas el poema sobre tu perro, no dudes en compartirlo con nosotr@s! ¡Feliz Día Mundial de la Poesía!